Estos desarrollos suelen incluir no solo residencias, sino también servicios comunitarios, comercios, áreas recreativas, y espacios verdes.
Por: Tomás Rodríguez Botto
Los barrios verticales cada vez son más comunes en ciudades europeas, esto debido a que buscan maximizar el uso del suelo en áreas urbanas que se encuentran con un alto número de población, lo cual permite un mayor número de viviendas y servicios en espacios limitados. Además, estos desarrollos inmobiliarios incluyen servicios comunitarios, comercios, áreas recreativas, y espacios verdes.
En ese sentido, Andrea Pérez, fundadora de Yka Studio, además señala que, “los barrios verticales pueden incorporar elementos naturales, como jardines verticales, techos verdes, y patios interiores con vegetación, promoviendo un entorno saludable y estimulante para sus habitantes”.
Además, estas construcciones buscan generar un impacto significativo en sus habitantes donde la sostenibilidad y el bienestar pueden ofrecer una correcta calidad de vida. “Si se diseñan e implementan correctamente, pueden mejorar la calidad de vida, por ejemplo incorporando elementos biofílicos, puede fomentar la cohesión social ya que los espacios comunes bien diseñados promueven la interacción y el sentido de comunidad, lo que es esencial para el bienestar social y puede reducir la huella ecológica Al concentrar servicios y residencias en un solo lugar”, agregó Pérez.
Entre las iniciativas de ciudades verticales en el mundo, destaca el proyecto de la Torre Biónica, que tendrá 1.228 metros de altura, 300 pisos y recibirá a 100.000 personas. Este complejo urbanístico aún sin sede para iniciar su construcción y que se planteó para la ciudad de Shangai en China, será cuatro veces mayor que la Torre Eiffel. Actualmente el proyecto se encuentra en fase de desarrollo tecnológico.
Eso sí, hay que considerar que una mala implementación de los barrios verticales puede resultar en lo que se conoce como “guetos verticales.” Esto ocurre cuando el diseño y la planificación no consideran aspectos clave como la integración social, el acceso a servicios, la calidad de los espacios, y la inclusión de elementos biofílicos. Factores como la falta de mantenimiento, la sobrepoblación, y la ausencia de espacios comunes de calidad pueden conducir a un deterioro del entorno, creando zonas de alta densidad con poca calidad de vida”, concluye Pérez.