“Son locales que se pueden ubicar en lugares de poca exposición pero bien ubicadas para efectos de delivery”, señaló Teodosio Cayo, presidente de Asatch.
Por: Tomás Rodríguez Botto
Las Dark kitchens llegaron para quedarse, este modelo que se hizo popular durante la pandemia, apunta a cocinas dedicadas exclusivamente a la preparación de alimentos para entrega a domicilio. Su origen en nuestro país se debe a una necesidad de industrialización y optimización del proceso de preparación de alimentos, evitando con ello que locales comerciales de alto valor requieran de espacios habilitados para cocina o preparación de alimentos, limitando dichos espacios a la atención de público y armar platos que vienen previamente armados.
Además, las Dark Kitchens son espacios arrendados con el equipamiento necesario básico (campana con extractores de aire y lavaplatos) y con resolución sanitaria. “Hoy muchas empresas utilizan una misma cocina para la implementación de varias marcas y así disminuir el riesgo optimizando espacios”, señaló Gonzalo Vega, gerente comercial de Adana Gestión Inmobiliaria.
Por su parte, Teodosio Cayo, presidente de la Asociación de Tasadores de Chile (Asatch), agregó que, “esto se ha extendido también a la atención domiciliaria, pero con una competencia y ritmo de penetración de mercado más débil. En general este tipo de soluciones, está pensada como asistencia a diferentes locales de expendio al público y que buscan minimizar los espacios de cocina, almacenamiento y administración pues los canon de arriendo los prefieren rentabilizar con la instalación de más mesas para recibir a sus clientes”.
En relación a la demanda de Dark Kitchen, se encuentran principalmente en el sector oriente de la Región Metropolitana, seguida por Santiago centro. Donde el promedio varía entre UF 1,5 y UF 2 por metro cuadrado.
“El valor de arriendo de una Dark Kitchen en Santiago puede variar entre $500,000 y $2,000,000 CLP mensuales, dependiendo de la ubicación y el tamaño”, agregó Vega.
En tanto, las ventajas que presenta este modelo de negocio apunta a los costos reducidos, flexibilidad, escalabilidad y optimización. Ante eso, Teodosio Cayo, señaló que, “permite distribuir a una clientela permanente, lo cual asegura la estabilidad industrializada de ingresos por el servicio que prestan”.
El negocio inmobiliario como todo rubro profesional, cuenta con una serie de desafíos comunes que para hacerles frente, requieren de habilidades de resolución de problemas, adaptabilidad y una actitud positiva.
