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“Es un material sustentable que funciona perfecto en un país de terremotos y ahora, de incendios, ya que la tierra no es un acelerante y se comporta muy estable en caso de fuego”, sostiene el arquitecto Cristian Bahamondes.

Por Tomás Rodríguez Botto

El 40% del patrimonio histórico de Chile está construido con tierra cruda –popularmente conocido como adobe–, un material que ha resistido siglos, sismos y el paso del tiempo. Y hoy, contrario a lo que se suele creer, está adquiriendo nueva vida de la mano de especialistas que lo han integrado como parte de sus técnicas de innovación en proyectos de construcción de viviendas.

Es el caso de los arquitectos del estudio MAAR, quienes llevan 15 años diseñando técnicas mejoradas para utilizarlo con estructuras de acero o madera, para lo cual se han basado en sistemas probados como el adobillo de Valparaíso. Esto les permite levantar muros de texturas únicas y con tonos cálidos que cambian con la luz, y cuyo resultado son hogares sostenibles, térmicamente eficientes y listos para adaptarse a cualquier entorno, incluso en zonas de alta humedad.

“Construir con tierra cruda no es volver al pasado, es traer al presente lo mejor de nuestra tradición y combinarlo con innovación”, señalan como parte de sus propuestas de trabajo a quienes se interesan en desarrollar proyecto con este “nuevo adobe” que han elaborado adaptado a los procesos modernos de construcción.

Propiedades únicas

“En 15 años de investigación y construcción nos hemos encontrado con un material muy versátil”, señala Cristian Bahamondes, arquitecto y socio del mencionado estudio, para quien el material destaca por su sustentabilidad, propiedad antisísmica y resistencia al fuego, lo que lo hace equivalente al hormigón.

“Es un material sustentable, de alta eficiencia energética, que funciona perfecto en un país de terremotos y ahora, de incendios, ya que la tierra no es un acelerante y se comporta muy estable en caso de fuego”, dice Cristian Bahamondes.

Su socia, Montserrat Martín, agrega que “la tierra cruda tiene múltiples propiedades únicas. Además de poder producirse en los mismos lugares donde vamos a construir, en términos ambientales, su huella de carbono es nula y su reciclabilidad, total”.

Aunque en nuestro país aún no existe una norma general para el adobe, el IDIEM de la Universidad de Chile certificó a la tierra cruda en la categoría “F120”. Esto quiere decir que, al menos, en cuanto incendios, su rango de resistencia es entre 120 y 150 minutos (dos horas- dos horas y media), al igual que el hormigón, pero sin ser responsable de una milésima de lo que contamina éste.

Sobre los proyectos en que han introducido al adobe como principal material de construccion, Montserrat Martín señala que lideran las renovaciones de casas principales y de veraneos, además de colegios. “Su durabilidad es enorme”, asegura.

DATOS

–El uso de tierra cruda en la construcción ha generado normativas específicas en países como Francia, España, Italia y EE.UU., donde han logrado generar una versión renovada de construcción sustentable.

–En Valparaíso, el adobillo ha sido clave en la construcción tradicional, demostrando su eficiencia y resistencia. Esta técnica está presente en el Museo Universitario del Grabado y en muchas otras edificaciones patrimoniales.

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