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En la actualidad, pensar en una ciudad inteligente no necesariamente se refiere a tecnología en conexiones, redes o mejores edificios. El recurso hídrico es fundamental en una ciudad sensible a los cambios que vivimos.

Por: Renato Herrera Lagos

Las últimas precipitaciones, incluso las de finales de años, son siempre un respiro de cara a la crisis hídrica que enfrentamos a nivel país desde hace 13 años, por lo que se ha tornado un foco vital el pensar las aguas de la ciudad de forma inteligente, tecnologizada y donde todos los involucrados, públicos y privados, tomen conciencia y aúnen esfuerzos para combatir y generar políticas que maximicen este escaso recurso.

Para Guido Carvajal, académico de la Facultad de Ingeniería de la UNAB, pensar en los desafíos de este tema radica principalmente en “avanzar hacia ciudades sensibles al agua y no depender únicamente de las condiciones climáticas para amortiguar la sequía que afecta a Chile”.

Según Carvajal, quien conoce de cerca los desafíos y oportunidades, incluyen la mejora en la administración del agua urbana de manera integrada y sostenible, para diversificar y aumentar la oferta de recursos hídricos, por ejemplo, a través de reciclaje de agua, recarga de acuíferos y desalación. Además de incorporar funciones ecológicas y de resiliencia a nuestro entorno construido e infraestructura.

“Se deben realizar estas acciones para evitar inundaciones, erosiones y destrucción de infraestructura urbana. Sin embargo, hoy el panorama es incierto, la notable falta de políticas públicas que incentiven iniciativas en esta área que le den la importancia que tiene está a la vista. También vemos el comportamiento de la comunidad, todo esto denota que estamos muy lejos de soluciones concretas para manejar las sequías, las que cada vez serán más severas al estar potenciadas a su vez por el cambio climático”, comenta el experto.

Para evolucionar, es ideal contar con un manejo del agua a nivel urbano que aspire a lo que se conoce internacionalmente como una “ciudad sensible al agua” o (“water sensitive city”). A nivel internacional las iniciativas que consideran estos conceptos son “Australia’s Water Sensitive Cities”, “China’s Sponge Cities”, “Singapore’s ABC Waters”, “The United States Low Impact Development” y “Vancouver’s Rain City Strategy”, todos reconocidos influenciadores a nivel global.

Una ciudad sensible al agua se caracteriza por ser habitable, resiliente, sostenible y productiva económicamente. Asimismo, el recurso hídrico está respaldado por 3 pilares centrales que se integran en el entorno urbano, según detalla el especialista, en el manejo del recurso hídrico en zonas urbanas como son las ciudades con captaciones de suministro de agua que permitan acceso a una diversidad de fuentes de agua, abastecidas por una combinación integrada de infraestructura centralizada y descentralizada.

Así, ciudades que brindan servicios ecosistémicos mediante la provisión de servicios para el entorno construido y/o natural, y ciudades que comprenden comunidades sensibles al agua con capital sociopolítico para la sostenibilidad, toma de decisiones y comportamientos sensibles al agua, según se indica en artículos Wong & Brown de 2009 que da cuenta del tema.

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