Evitar contaminantes y una correcta elección de materiales, asoman claves para mejorar la calidad del aire.
Por: Tomás Rodríguez Botto
Una mala calidad del aire al interior de un edificio puede provocar síntomas a corto plazo como dolores de cabeza hasta enfermedades respiratorias o asma. De hecho, según la OMS, “la contaminación del aire es un asesino invisible que puede estar acechando, por ejemplo, en el camino de vuelta a casa e incluso en nuestros hogares”. Es por eso que resulta primordial introducir aire limpio en el interior de un edificio para mejorar la calidad del aire y evitar riesgos de salud a las personas que transitan en el edificio.
En ese sentido, prevenir los contaminantes resulta primordial en la calidad del aire de un edificio. Para eso se debe diseñar, ejecutar y evitar la entrada de agua, la aparición de humedades y moho en el interior. Sumado a revisar la composición de todos los materiales susceptibles de emitir contaminantes al interior (incluidos materiales auxiliares).
Macarena Saenz, diseñadora de interiores, especializada en Neuroarquitectura y miembro de MI Comunidad de Mujeres Inmobiliarias, agregó que “es clave evitar introducir sustancias que afecten la calidad del aire, como ambientadores químicos, pinturas, detergentes o productos de limpieza como el salfumán, amoníaco y cloro, ya que al vaporizarse, estas partículas se inhalan y entran en nuestro organismo”.
Otro aspecto a considerar es evitar contaminantes ambientales como el radón, que es un gas radioactivo que se produce por la descomposición de urania y se localiza en las plantas inferiores de un edificio. Donde los puntos de entrada pueden ser en grietas en suelos y paredes, desagües, cimientos, espacios alrededor de las cañerías de servicios y suministros de agua.
Por otra parte, en relación a mejorar la calidad del aire de una vivienda, Saenz, agregó que “una recomendación para reducir el ingreso de contaminantes al interior es llevar una vida interior sin zapatos que se deban sacar o limpiar zapatos al ingresar, reduciendo la cantidad de partículas y toxinas que podrían entrar desde el exterior”.