La nueva Ley de Delitos Económicos exige que las corporaciones tomen las medidas necesarias para prevenir estafas relacionadas con los ataques informáticos.
Por Leonardo Núñez
La industria de la construcción se ha convertido en uno de los objetivos del cibercrimen. A nivel internacional grandes conglomerados, como el francés Bouygues o la canadiense Bird Construction, han sufrido ataques con grandes pérdidas monetarias, vulneración de datos de sus clientes o retraso de sus proyectos.
El sitio especializado Cybertalk posiciona al sector como el tercero más atacado entre los rubros económicos. Y otros estudios señalan que uno de cada seis constructores han sufrido algún tipo de ciberataque.
Son muchos los factores que inciden en esta vulnerabilidad. La construcción depende cada vez más de la tecnología para sus procesos, como demuestran el uso del modelado, drones o la impresión en 3D de edificios y componentes, más un alto manejo de datos, lo cual aumenta la tentación para vulnerar sus sistemas.
En el caso de Chile, pese a que el sector representa el 15% del total de empleo nacional y el 7% del PIB en términos de facturación, estos números contrastan con los niveles de precariedad e informalidad con los que se desenvuelve, indican expertos en el área.
“Plantillas manuales, sistemas de pagos poco automatizados, son parte de la realidad que la hace ser víctima fácil de hackers y fraudes en las transacciones de importantes sumas de dinero”, explica Patricio Cortés, fundador de Merlyn, plataforma chilena que detecta y previene fraudes en las transacciones de facturas entre las corporaciones.
Por ello, “es aconsejable que esta industria de un salto importante para crecer y dejar atrás la informalidad en la que, muchas veces, trabaja”, agrega. Esto también contempla que el sector debe acelerar su modernización para aminorar los riesgos.
“Lo primero es dejar de operar con tantos procesos manuales y poco sofisticados. Es una industria que no está a la vanguardia en términos tecnológicos, lo que no se condice con la cantidad de recursos que mueve. Por eso es fundamental que invierta en herramientas más sofisticadas y acercarse a los niveles de protección que tienen otras industrias”, plantea Cortés.
Otro dato importante para tener en cuenta, es que la nueva Ley de Delitos Económicos exige que las corporaciones tomen las medidas necesarias para prevenir estafas relacionadas con el cibercrimen. De lo contrario, sus directores pueden ser acusados, incluso, penalmente.
Phishing: se trata de una forma cada vez más común de ataque, no solo en la construcción, sino en todos los ámbitos. En esta los delincuentes envían correos electrónicos o mensajes falsos que parecen legítimos para engañar a los empleados de la empresa y obtener información confidencial o instalar algún tipo de virus que luego les permitirá “saquear” la información del sistema.
Ransomware: en estos ataques los ciberdelincuentes toman posesión de datos sensibles de la empresa, los encriptan y luego exigen un rescate para desbloquearlos.
Vulnerabilidades en el Internet of things (IoT): Con la creciente adopción de dispositivos IoT, los dispositivos IoT mal protegidos pueden transformarse en puntos de entrada a los sistemas de la empresa.
Amenazas Internas: muchas veces el riesgo puede provenir del interior de la empresa, a través de empleados descontentos, o de acciones no intencionales, por lo que una gestión estricta en cuanto al acceso a la información así como la concientización en la empresa sobre temas de ciberseguridad se transforman en una variable clave para evitar ataques.
La ciberseguridad, hoy en día, no es restrictiva de las empresas de ningún rubro. Y es que hay tanto acceso a la información en los diferentes dispositivos, que ha tomado un rol fundamental en la vida de todas las personas.
