Aunque la medida llega con décadas de retraso, los expertos celebran que este aspecto fuera incluido en el anuncio realizado por la Gobernación Metropolitana.
Por Leonardo Núñez
La inclusión de la Falla de San Ramón en la elaboración del nuevo Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS), con el objetivo de que se impida la construcción de más conjuntos habitacionales a lo largo de su trayecto, era una de las urgencias más demandadas por urbanistas y geólogos nacionales.
Por ello, aunque la medida llega con décadas de retraso, los expertos celebran que este aspecto fuera incluido en el anuncio realizado por la Gobernación Metropolitana. Con el nuevo PMRS, el organismo busca realizar importantes cambios urbanísticos en la Región Metropolitana y en torno a esta falla en particular.
“Dado que es una falla activa y está emplazada en una zona de alta densidad poblacional, la falla es un importante objeto geológico para la ciudad de Santiago. Científicamente, hoy nadie duda de la Falla San Ramón como un elemento de peligro para la ciudad de Santiago”, señaló el doctor Gabriel Easton, geólogo de la Universidad de Chile, cuando asistió en junio del año pasado como invitado a la Comisión Investigadora que levantó el Congreso sobre la materia.
Easton ha desarrollado diferentes proyectos junto a equipos multidisciplinarios de científicos y organismos públicos para conocer las características, comportamiento y peligrosidad de la falla, siendo uno de los expertos que más ha insistido en la necesidad de evitar el desarrollo habitacional en torno a su extensión que tiene al menos 50 km de largo, y abarca desde Lo Barnechea hasta Pirque.
En concreto, el nuevo PRMS va establecer restricciones de constructibilidad en torno a la falla, que todavía tiene cerca de un 45% a 50% no construido a lo largo de su extensión. En septiembre se estarán licitando los primeros estudios para hacer los levantamientos y luego las regulaciones para ordenar el territorio. Todo este proceso podría tardar entre tres a cuatro años. El proyecto será desarrollado en coordinación con el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, pero será financiado por el Gobierno de Santiago, en el marco de las nuevas atribuciones que tienen los Gobiernos regionales.
“Este año se cumplen tres décadas desde que empezó a regir el Plan Regulador Metropolitano de Santiago. Desde entonces, no ha tenido ninguna modificación integral”, explicó este lunes el Gobernador Metropolitano, Claudio Orrego.
La reforma que se propone ya fue enviada al Consejo Regional Metropolitano (CORE) para su aprobación. Luego de discutirse en la Comisión del Consejo Regional, pasará al Pleno y, tras ello, se pondrán en marcha los cambios.
Pero ya encaminada la decisión de no construirse más conjuntos habitacionales, ¿qué pasará con las zonas urbanas ya construidas y habitadas sobre la falla de San Ramón? Los expertos como Gabriel Easton plantean que es necesario transformar los sectores aledaños a la falla en zonas no edificables o áreas de riesgo, de modo de evitar peligros.
“Es importante que el Plan Regulador Metropolitano se haga cargo de la amenaza, porque así se transparenta a aquellos que quieren comprar o vender una casa en el lugar, como también se informa a los proyectos inmobiliarios sobre lo que se puede hacer y lo que no”, ha indicado Easton.
El geógrafo y académico Marcelo Lagos explicó que, de aprobarse el nuevo plan regulador, hay que considerar que Chile no se caracteriza por relocalizar asentamientos humanos.
“Los va a dejar en el mismo lugar, pero las acciones podrían ser congelar densidades de habitantes, disminuir o evitar permisos de edificación, evitar ampliaciones de viviendas, evitar instalación de infraestructura crítica nueva, entre otras medidas”, sostuvo el experto en Chilevisión Noticias.
En caso de producirse un sismo de importancia, los expertos estiman que podría producirse efectos devastadores en al menos cuatro comunas, dado que se trata de una zona altamente construida.
–Que se ubica de norte a sur por la precordillera santiaguina, desde Lo Barnechea hasta Pirque.
–Que tiene al menos 50 km de largo y profundiza hacia el este, bajo la Cordillera Principal de Los Andes, hasta unos 15-20 km de profundidad.
–Que el registro geológico muestra que los últimos grandes terremotos con ruptura en superficie ocurrieron hace unos 17 mil y 8 mil años atrás.
–Si bien sin sustento estadístico, pero sí de modo consistente con las observaciones geológicas, se puede estimar una probabilidad del orden de un 3% de un gran terremoto en esta falla en los próximos 100 años.
–Finalmente, se ha podido demostrar que la falla es activa geológicamente y que cuenta con sismicidad compatible con su estructura geológica.
Fuente: Página web de la Facultad de Geología de la Universidad de Chile.