Dicha certificación busca reconocer edificios capaces de generar energía consumida en un año. En países como Estados Unidos, Canadá y Nueva Zelanda ya se ha usado este recurso natural para la construcción de este tipo de inmuebles.
Por: Renato Herrera Lagos
Son varios los ejemplo que dan cuenta sobre la trascendencia de la madera transformada en un mecanismo para edificios “Net Zero”. Ejemplos de este tipo existen en todo el mundo y las soluciones basadas en madera son cada vez más utilizadas.
También es sabido que existe una creciente demanda energética y el contexto climático global son algunos de los grandes problemas que debemos enfrentar en nuestros días, y como todo problema, es también una gran oportunidad.
Para una industria como la construcción que genera cerca del 35% de residuos a nivel global, un del 20% de agua y emite casi el 40% de gases de efecto invernadero, la sustentabilidad no parece ser una opción, sino una necesidad.
Por ello, el instituto internacional Living Future lanzó en 2006 el programa de construcción verde más riguroso y sostenible del mundo: el Living Building Challenge.
A través de este desafío, distintos edificios aspiran conseguir una certificación que acredite que, en términos simples, generan más de lo que consumen (o al menos lo mismo). Esos son los llamados “Net Zero Energy Building” (NZEB).
Existen cerca de 20 edificios en esta categoría a nivel global y varios otros que se acercan bastante, combinando distintas estrategias para lograrlo. El diseño arquitectónico, el manejo de las aguas, la ventilación, los paneles fotovoltaicos y hasta la orientación de las ventanas juegan a favor.
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Los estándares son cada vez más altos, y si bien la madera siempre ha estado presente como materia prima, hoy adquiere un nuevo protagonismo.
Sabemos que la madera es un recurso natural renovable. Una característica que ningún otro material de construcción puede ostentar. Captura y almacena carbono y tiene un bajo contenido de energía incorporada. Sólo por esto, su huella de carbono es significativamente menor comparada con otros materiales de construcción convencionales.
Pero no sólo hablamos de la madera en sí, sino de soluciones constructivas basadas en madera. Madera industrializada, madera con tecnología, madera de alto estándar. Esta visión ha permitido desarrollar, durante el último tiempo, innovadoras propuestas que aprovechan el buen desempeño térmico, sísmico y acústico de la madera para llevarla a otro nivel, uno que permitiría alcanzar la tan deseada sostenibilidad.
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Y por si fuera poco, la madera en sí misma ya es bella. Su estética natural y cálida es capaz de proporcionar ambientes agradables que promueven el bienestar de las personas. Y ese es otro aspecto a ser considerado a la hora de optar por este material, además de su desempeño estructural.
Un material por sí sólo no basta para lograr un edificio “Net-zero”. Es la sinergia de diversas estrategias las que se potencian entre sí para lograr un resultado a la altura de los desafíos actuales.
Un ejemplo de ello es el centro de visitantes del Jardín Botánico VanDusen, en Canadá. Encargado en 2007 a Perkins+Will, este edificio tiene a la madera como principal material de construcción para lograr la neutralidad de carbono. Pero además el agua de lluvia es filtrada y utilizada para los requisitos de aguas grises del edificio, mientras que el 100% de las aguas negras es tratada por un biorreactor en el lugar y liberada en un nuevo campo de percolación.
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La ventilación natural es asistida por una chimenea solar, compuesta por un óculo acristalado operable y un disipador de calor de aluminio, que convierte los rayos del sol en energía de convección. El sol de verano brilla sobre las superficies más oscuras para mejorar aún más la ventilación.
En ese mismo país el Bill Fisch Forest Stewardship and Education Centre, por otra parte, destaca el doble uso de la madera como revestimiento y material de construcción. En el interior del edificio, los muros y cielos de CLT, así como las columnas de Glulam son visibles, sirviendo como elementos funcionales y estéticos, demostrando una vez más cómo la construcción en madera puede crear un ambiente interior cálido, acogedor y natural.
En Massachusetts, Estados Unidos, el Smith College construyó una sala de clases con estructura de madera tradicional, pero incorpora vigas macizas producidas por Nordic Engineered Lumber y Glulam de Unadilla Laminated Products.
Para el conjunto residencial Desert Rain, en tanto, se combinó un diseño contemporáneo con el uso de madera recuperada y cosechada de manera sostenible, conectando con las tradiciones de construcción del noroeste Pacífico
El enfoque de Te Kura Whare, en Nueva Zelanda, estuvo en orientar la fachada y el resto del edificio para optimizar la captación de luz natural, la ventilación pasiva y la calefacción. La estructura del edificio es predominantemente de madera, por lo que la adición de paredes de adobe y acabados de hormigón contribuyó con el diseño pasivo del edificio.
Estos son sólo algunos ejemplos de cómo la madera puede ser un gran aliado en construcciones “Net-zero” y propiciar nuevas formas de habitar más sostenibles.
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