La banca ha comenzado a restringir los créditos a las constructoras e inmobiliarias y la raíz de esta decisión, es más profunda de lo que aparenta. Nos encontramos en una encrucijada donde las consecuencias de la pandemia y el estallido social, han dejado una marca indeleble en la economía. Las incertidumbres económicas y los temores a cambios constituyentes, han frenado la compra de propiedades y la inversión, generando una crisis en la demanda.