Europa y Estados Unidos lideran en penetración a nivel internacional.
Por Leonardo Nuñez
La interrupción del suministro eléctrico se ha vuelto habitual en distintas regiones del país. Con o sin eventos meteorológicos la posibilidad de quedar sin energía ha obligado a buscar alternativas. Una opción que gana popularidad es contar con baterías residenciales que permiten almacenar los excedentes de energía solar que, por ejemplo, capturan los paneles fotovoltaicos instalados en los techos.
Ello, con el fin de mantener la continuidad operativa de artefactos en viviendas o empresas de distinto tamaño. Estos sistemas integrados entregan autonomía por 24 horas o más. Es decir, la carne del asado no se le echará a perder si se corta la luz.
Un reporte de Bloomberg da cuenta que el mercado de almacenamiento energético a nivel global marcó un récord en 2023, alcanzando casi el triple de lo registrado el año anterior y adicionando 45 GW de capacidad (97 gigawatt-hora). Según la asociación Solar Power Europa, casi 4 millones de hogares contarán con baterías de almacenamiento de energía hacia 2026. El mayor uso ha abaratado su implementación.
Mientras Europa y Estados Unidos lideran en penetración a nivel internacional de estas “estaciones” de reserva de energía domiciliaria, en Chile hay pymes y técnicos que también ofrecen los productos (paneles y baterías) y su mantención.
Benjamín Cifuentes, gerente de Astral Pro Chile, empresa especializada en seguridad electrónica, señala a “El Diario Inmobiliario” que, en su caso, la principal demanda por estos dispositivos proviene del sur de Chile y del litoral central: “Pese a que nuestra pyme está en la Región Metropolitana, nuestros principales clientes son del segmento vivienda en Temuco, Valparaíso y Viña del Mar. En Santiago hay demasiadas empresas ofreciendo el servicio, por eso nos es más conveniente salir de la región”.
Sus panales solares y baterías residencial garantizan autonomía. “Los hogares ya no dependerán de la red eléctrica. Hay casas que tienen problemas con alimentar congeladores. Nosotros les diseñamos prácticamente de cero, según el congelador, el sistema de paneles, el conversor de energía y las baterías. Estos sistemas no tienen que declararse eléctricamente, pues no son de alto consumo”, explica.
Para que una vivienda cuente con un autonomía de 24 horas, requiere de a lo menos 8 paneles fotovoltaicos de 1000 watts. “Los instalamos en el techo siempre en dirección al norte y conectaos a un conversor de corriente, una maquinita que se encarga de convertir la energía continua en alterna y alimentan las baterías residenciales. Muchas empresas grandes cuentan con el mismo sistema, pero en su caso ofrecen paneles solares con sistemas conectados a la red. El excedente de producción, como energía solar, se va a la línea eléctrica”, añade.
Todos estos cálculos siempre se hacen con el sol de invierno, lo cual permite a la batería contar con carga continua. El costo mínimo para una vivienda es de 3 millones de pesos, que se pueden recuperar en 2 años con toda la energía eléctrica que se ahorra, además de contar con garantía de que frente a un corte masivo sus equipos eléctricos seguirán operando.
El beneficio principal es el ahorro de energía consumida de la red, bajando e incluso llevando a cero el costo. Por: Tomás Rodríguez Botto Un contraste presenta la energía solar en Chile, esto debido a que durante el primer trimestre del año han ingresado 81 nuevos proyectos al listado del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), […]