El aumento de hogares monoparentales puede tener varias consecuencias en el mercado inmobiliario, que van desde cambios en la demanda hasta modificaciones territoriales. Estas estructurales familias están mayormente liderados por mujeres y enfrentan un alto riesgo de precariedad económica y exclusión social, debido a la dificultad de acceder al empleo y a la vivienda.