El fenómeno, que también está presente en Chile, no es turismo tradicional. Tampoco es vandalismo. Se busca rescatar el patrimonio abandonado, dejando registro de su aporte urbano en las redes sociales más populares del momento.
Por Leonardo Núñez
Con el conductor de TV Carlos Pinto haciendo una mini introducción, parte la historia publicada en YouTube sobre el abandonado Liceo de Hombres de Concepción (Se titula: “ABANDONADO pero INTACTO).
El establecimiento educacional (en la imagen de esta nota), originalmente se llamaba Instituto Literario, fue fundado en 1823, se relata. En sus aulas estudiaron el Presidente Juan Antonio Ríos y Pepo (René Ríos), el caricaturista que creó Condorito. Sin embargo, estos datos no son lo más importante del trabajo audiovisual. Sí lo es la historia del edificio, con sus ruinas y los planes para restaurarlo.
El trabajo videográfico es parte de una tendencia que se ha revitalizado en los últimos años en distintas ciudades del mundo y que también llegó a Chile. Denominada Urbex (abreviatura de “urban exploration”) se refiere a la pasión de explorar edificios, estructuras o lugares abandonados o inaccesibles en entornos urbanos, para rescatar su historia mediante registro en redes sociales como TikTok, Instagram y YouTube.
Este fenómeno, cada vez más viral, no es turismo tradicional. Tampoco es vandalismo. Se trata de una práctica que mezcla aventura, fotografía, historia y, en muchos casos, una silenciosa reverencia por lo que ya no es.
Fábricas abandonadas, hospitales clausurados, estaciones de tren oxidadas, y sobre todo, edificaciones que alguna vez estuvieron llenas de vida, son ahora el escenario predilecto de esta comunidad que “no se lleva nada, excepto fotos; no deja nada, salvo huellas”.
El fenómeno crece no solo por su valor estético, sino por su capacidad de contar historias silenciadas. Cada rincón oxidado o papel rasgado es una pista sobre un pasado que la ciudad ya no recuerda, pero que Internet está empezando a archivar en imágenes virales.
En nuestro país, donde el patrimonio arquitectónico sufre constantes amenazas por el abandono, la especulación inmobiliaria o la negligencia estatal, el Urbex puede ser una forma —no oficial, ni siempre legal— de registro y visibilización.
Chile cuenta con más de 1.200 inmuebles declarados Monumentos Nacionales, muchos de los cuales están en estado crítico. Según el Consejo de Monumentos Nacionales, más de un 30% de ellos presenta algún nivel de deterioro o riesgo estructural.
Ejemplos emblemáticos como el Palacio Pereira (recuperado tras décadas de abandono), la ex cárcel de Valparaíso, el Teatro Carrera en Rancagua, o el Hospital San José en Santiago, muestran cómo estos espacios pueden ser tanto lugares de memoria como escenarios de exploración. Algunos de ellos ya han sido “redescubiertos” por exploradores urbanos locales, cuyas imágenes recorren redes sociales acumulando miles de vistas.
El auge del Urbex ha motivado incluso reflexiones académicas: ¿Es esta una forma de arqueología contemporánea? Muchos investigadores y documentalistas creen que sí. En tiempos de urbanismo acelerado y gentrificación, el registro visual de estos espacios abandonados permite conservar rastros materiales de lo que fuimos, y denunciar cómo olvidamos.
Pero no todo es tan romántico. En muchos casos, los lugares explorados son propiedad privada y la entrada sin autorización puede considerarse allanamiento. Además, hay dilemas éticos en juego: algunos sitios contienen documentos confidenciales, objetos personales o restos de historias sensibles. ¿Hasta dónde se debe mostrar? ¿Qué se debe preservar? El Urbex camina sobre una línea delgada entre el arte, la memoria y la transgresión.
Chile, con su larga historia urbana y su frágil gestión patrimonial, se vuelve un escenario ideal para esta nueva forma de narrativa visual. Aunque no oficial, ni siempre comprendida, el Urbex lanza una advertencia clara: los edificios también cuentan historias, pero si no las escuchamos, el tiempo —y el olvido— las terminará por borrar.
DATO
Entre los sitios más mencionados por exploradores chilenos están el Palacio Iñiguez en Santiago, la Estación de Ferrocarriles de Iquique, y los restos de la oficina salitrera Humberstone, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, aunque esta última solo puede visitarse oficialmente bajo ciertas condiciones.