En un ambicioso esfuerzo por consolidar la integración regional y potenciar el desarrollo económico de Sudamérica, los gobiernos de Chile y Paraguay, en colaboración con Argentina y Brasil, avanzan en la concreción del Corredor Bioceánico, un proyecto de infraestructura vial que promete transformar el comercio y la conectividad en la región.
Por Pao Castelli Tribes
El Corredor Bioceánico, una red de carreteras de más de 2,300 kilómetros de extensión, conectará el puerto de Antofagasta en Chile con el puerto de Paranaguá en Brasil, atravesando Paraguay y el norte de Argentina. Este corredor es visto como un eje estratégico que facilitará el transporte de mercancías entre el océano Pacífico y el Atlántico, reduciendo de hasta 66% en los tiempos logísticos y de casi 20% en los costos operativos.
El analisis fue tratado en el “Seminario sobre el Corredor Bioceánico Vial”, que se concretó en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Paraguay, con la participación de representantes de Chile, Argentina y Brasil.
Un proyecto de integración regional
El proyecto, que ha sido discutido durante varios años, ha ganado un nuevo impulso con la construcción de puentes, rutas y puertos en todos los países participantes. La culminación del Corredor Bioceánico no solo ofrecerá una ruta comercial más eficiente, sino que también fortalecerá las relaciones diplomáticas y económicas entre los países de la región.
Paraguay, un país sin salida al mar, se beneficiará enormemente de este corredor al obtener acceso directo a los puertos chilenos en el Pacífico y brasileños en el Atlántico, diversificando sus rutas comerciales y potenciando sus exportaciones de productos agrícolas, manufacturados y minerales. La obra es vista como una oportunidad para Paraguay de convertirse en un hub logístico en el corazón de Sudamérica.
“Como siempre digo, para el caso de Paraguay, el desarrollo de nuestro país va a venir de la mano del Chaco paraguayo, esa tierra prometida llena de enorme potencial y grandes oportunidades. Y esta obra del Corredor Bioceánico será el gran detonante del crecimiento y la integración de nuestros países”, afirmó a “Portal Portuario” la titular del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) de Paraguay, Claudia Centurión.
Avances y desafíos
La construcción del corredor enfrenta desafíos significativos, incluidos aspectos geográficos complejos, la necesidad de financiamiento, y la coordinación entre los diferentes gobiernos e instituciones involucradas. Sin embargo, los avances ya son visibles, con tramos de carretera completados en Argentina y Paraguay, y la reciente inauguración de un moderno puente sobre el río Paraguay que conectará la ruta con la ciudad de Carmelo Peralta.
El impacto socioeconómico del Corredor Bioceánico es uno de sus principales motores. Se espera que el proyecto genere empleo y promueva el desarrollo de infraestructuras complementarias como centros logísticos, aduanas y servicios de transporte. Asimismo, potenciará el turismo, al facilitar el acceso a diferentes destinos a lo largo de su recorrido.
Perspectivas futuras
A medida que el proyecto avanza, los líderes de los países involucrados han subrayado la importancia de la sostenibilidad y la cooperación regional. El Corredor Bioceánico no solo debe ser una vía para el comercio, sino también un ejemplo de desarrollo respetuoso con el medio ambiente y de integración entre los pueblos de Sudamérica.
Para la secretaria de Estado, el Corredor Bioceánico va más allá de una obra de infraestructura y todos los desafíos logísticos y de gestión, “en realidad, esta es una obra de integración cultural, de intercambio entre las personas, entre nuestras sociedades, entre nuestros países, y tenemos que abordarla como tal”, reflexionó Centurión al mismo portal.
En conclusión, el Corredor Bioceánico Chile-Paraguay es más que una obra de infraestructura; es una apuesta por el futuro de la región, una herramienta para la integración económica y social, y un símbolo de la colaboración entre naciones que buscan un desarrollo compartido.