Se suele encasillar a las ciudades a partir de la relación o interacción urbana que generan sus fachadas, las alturas y las densidades de sus edificaciones, en suma, las cualidades de su diseño, espacios y construcción; para otros, será en razón del entorno geográfico en que se encuentra emplazada, sus áreas verdes, vías de acceso y circulación; pero pocas veces miramos los techos y las azoteas, con su impacto en las ciudades como un parámetro más para calificar o medir la bondad de una ciudad.