Una aventura entre los gigantes inmobiliarios Ivanhoé Cambridge y Greystar, marcó el destino de la industria inmobiliaria en Chile de estas firmas que movilizan al sector. Con inversiones millonarias pretenden seguir con sus activos cercanos a 1.400 unidades.
Por: Renato Herrera Lagos
Los gigantes inmobiliarios Greystar e Ivanhoé Cambridge pretenden invertir cerca de cientos de millones de dólares en unidades de departamentos. Uno de ellos es el Somma Asturias de 17 pisos, una de las propiedades que las empresas han adquirido en Santiago.
Las multinacionales no habían puestos sus ojos en Chile, hasta que tras una travesía experimentada en un velero los hizo recalar en estos puertos. Fue Tom Livelli de Greystar, un joven aventurero oriundo de Nueva Jersey quién, hace 22 años viaja a Santiago participando en un proyecto de National Geographic, navegando en un modesto velero en las inmensidades del Océano Pacífico. Livelli voló hacia la extensión acuática oceánica mientras se embarcaba en una historia de amor con Chile, así como con su futura esposa.
Fue ahí que Livelli aprendió sobre el tema inmobiliario a partir de su propia experiencia: “Mi esposa y yo vivíamos como inquilinos y fue una experiencia miserable. Era difícil creer que no podía ser mejor”, dijo Livelli a CoStar News. El empresario se percató que había un mercado importante para residencias de mejor calidad en un momento en que los chilenos gastaban solo alrededor del 14% de sus ingresos en vivienda.
Livelli se sumergió de lleno en los bienes raíces en Chile y se convirtió en el hombre de Greystar con sede en Charleston en Carolina del Sur, donde como director gerente sénior para América del Sur, desempeñó un papel clave para ayudar a persuadir a Ivanhoé Cambridge con el objetivo de que se uniera a la empresa multifamiliar en el lanzamiento en 2021, convirtiéndolos en los primeros inversionistas inmobiliarios institucionales globales en ingresar al mercado de Santiago.
Greystar e Ivanhoé Cambridge controlan cada uno entre US$70.000 y US$80.000 millones en activos, y ahora poseen alrededor de 1.400 unidades en Santiago luego de invertir alrededor de US$100 millones en una serie de proyectos. Livelli planea ayudar a elevar esos números a 5.000 unidades y US$250 millones, ya que las empresas tienen alrededor de una docena de proyectos en proceso en Santiago durante los próximos dos años.
Su emprendimiento más reciente es el arrendamiento de 196 departamentos de su propiedad Somma Asturius de 17 pisos en la zona residencial de Las Condes, activo que compraron a intereses locales.
Livelli le da crédito a Ivanhoé Cambridge y a su CEO Nathalie Palladitcheff, por invertir en una propiedad a 8000 kilómetros de su oficina central en Montreal: “Han adoptado una visión diferente del mundo y se han vuelto mucho más proactivos al centrarse en las clases de activos en las que tienen convicción. Salen y encuentran oportunidades y no solo esperan a que suene el teléfono”.
Ivanhoé Cambridge, brazo inmobiliario del fondo de pensiones Caisse de dépôt en Quebec, tiene a Adrian Mantesso trabajando con Livelli en los proyectos de Santiago. Mantesso comparte el entusiasmo por la ciudad de rápido crecimiento, que ahora tiene casi 8 millones de habitantes, aproximadamente el 40% de la población total de Chile y la compara con la potencia económica de Singapur.
“Chile tiene una economía muy fuerte, tiene un tercio de las reservas mundiales de cobre y casi la mitad de las reservas de litio. Necesitaremos tener esos para cables y baterías, y Chile está bien posicionado como una reserva natural para el crecimiento”, dijo.
Ambos concuerdan en que Chile necesita más viviendas, de cara a más del 1 millón de inmigrantes que llegan anualmente al país desde lugares como Venezuela y Perú, y si bien el mercado residencial privado de Chile ha estado dominado durante mucho tiempo por inversionistas nacionales, el consorcio encontró posibilidades en el mercado luego de un período de inestabilidad política que llevó a muchos propietarios a vender sus activos en el país y comprar a nivel internacional.
Según Livelli, “todo aquí tiene un mayor grado de dificultad. Los trabajadores de la construcción tienden a ser menos costosos, pero también menos calificados, lo que significa que los desarrolladores tienden a evitar enfoques más complejos y optarán por emplear tácticas más simples, como usar hormigón armado en lugar de losas postensadas, una técnica que requiere más experiencia.
Zonificación más complicada
Livelli dijo que la zonificación se ha vuelto más complicada en los últimos tiempos, ya que Santiago cambia lentamente de una filosofía de zonificación prescriptiva más burocrática al estilo liberal, que se practica más comúnmente en América del Norte e involucra una mayor participación de los ciudadanos.
“Chile ha estado migrando de lo prescriptivo a lo liberal de una manera algo desordenada. No ha sido la transición más suave. Algunos municipios han recibido con agrado los aportes de los vecinos cuando eso no formaba parte del proceso. La gente estaba confundida y ha habido menos certeza y eso ha provocado que nosotros como empresa no queramos tomar riesgos de desarrollo y en su lugar nos enfoquemos en comprar propiedades de terceros”, aseguró.
Y aunque Santiago tiene una clase sólida de arrendatarios potenciales adinerados, el país tiene mucho camino por recorrer antes de alcanzar los números vistos en los Estados Unidos, donde el PIB per cápita de $69,000 eclipsa la cifra chilena de $16,000. Aun así Chile supera con creces a otros países sudamericanos como Brasil, que tiene un PIB per cápita de US$7.500, según cifras de Naciones Unidas.
Mientras tanto, el Banco Mundial en su último informe sobre Chile, también señala que la economía sufrió una caída en el PIB real del 2,4% el año pasado: “Las perspectivas a mediano plazo estarán determinadas por la capacidad de generar un crecimiento más inclusivo e impulsado por la productividad, al mismo tiempo que se preservan fundamentos macroeconómicos sólidos”.
Sin embargo Livelli es positivo y establece fehacientemente que hay un potencial casi ilimitado en la franja de tierra entre la cordillera de los Andes y el Océano Pacífico, y que el bajo nivel de corrupción en la industria de la construcción, también es una buena señal para el futuro.
Asimismo agradeció que nunca se ha encontrado con la corrupción en la industria de la propiedad residencial en Chile, ya sí lo hizo mientras trabajaba en otro país centroamericano, donde una vez se vio obligado a dejar su manual anticorrupción para asegurarse de que todas las partes entendieran, el mensaje de que todas las transacciones deben permanecer limpias.
Una aventura entre los gigantes inmobiliarios Ivanhoé Cambridge y Greystar, marcó el destino de la industria inmobiliaria en Chile de estas firmas que movilizan al sector. Con inversiones millonarias pretenden seguir con sus activos cercanos a 1.400 unidades.