El aumento de hogares monoparentales puede tener varias consecuencias en el mercado inmobiliario, que van desde cambios en la demanda hasta modificaciones territoriales. Estas estructurales familias están mayormente liderados por mujeres y enfrentan un alto riesgo de precariedad económica y exclusión social, debido a la dificultad de acceder al empleo y a la vivienda.
Los hogares monoparentales, que suelen estar compuestos por una sola persona y sus hijos, buscan viviendas más pequeñas como apartamentos de uno o dos dormitorios, según las posibilidades del jefe o jefa de hogar. Esto podría aumentar la demanda de este tipo de viviendas y reducir la necesidad de casas unifamiliares más grandes, aumentando además, la demanda de viviendas asequibles.
Son estructuras complejas, puesto que en estos hogares a menudo existe un solo ingreso, lo que puede hacer que las únicas opciones de vivienda sean las sociales. Esto podría impulsar la construcción y renovación de viviendas de bajo costo, así como aumentar la presión sobre el Estado y desarrolladores, para proporcionar opciones de vivienda más económica.
Los hogares monoparentales pueden preferir ubicaciones cercanas a servicios como escuelas, transporte público y centros de trabajo, lo que podría influir en las tendencias de desarrollo urbano y en la revitalización de áreas urbanas y suburbanas, es decir, deben migrar hacia comunas que cuenten con opciones económicas y con facilidad de accesos.
El aumento sostenido en nuestro país de hogares monoparentales ha llevado a los gobiernos a implementar políticas específicas para apoyar a estas familias, como subsidios de vivienda, programas de asistencia y desarrollo de vivienda social, sin embargo: ¿se están ejecutando estrategias reales para el fortalecimiento de estas familias con el objetivo de que puedan salir de la inherente pobreza?.
Los desarrolladores y constructores pueden adaptar sus ofertas a las preferencias de los hogares monoparentales, construyendo más unidades de vivienda multifamiliares, residencias compartidas o comunidades diseñadas específicamente para padres solteros. Esto ya es un hecho, no sólo por las familias monoparentales, sino, porque el Censo 2024 reveló que los hogares más pequeños estaban creciendo al 33%.
Así, si bien la demanda de viviendas puede aumentar debido a la formación de más hogares monoparentales, también podría haber una mayor volatilidad en el mercado si estos hogares enfrentan condiciones económicas difíciles, como desempleo o subempleo, lo que podría dar lugar a mayores tasas de morosidad en el pago de hipotecas o alquileres. Sumado a que, a medida que aumenta el número de hogares monoparentales, puede ser necesaria una mayor inversión en servicios comunitarios como guarderías, programas extracurriculares y servicios de apoyo, lo que puede influir en la planificación y desarrollo urbano.
En resumen, el aumento de hogares monoparentales puede llevar a un cambio en la dinámica del mercado inmobiliario, con un enfoque en viviendas más pequeñas y asequibles, una mayor demanda de ubicaciones convenientes, y posiblemente, una reorientación de las políticas y los servicios para satisfacer las necesidades de estas familias, pero para esto se debe robustecer, sí o sí, las políticas de Estado en materia de asequibilidad a la vivienda.