Restablecer la seguridad y poner fin a las incivilidades en las comunas fueron parte de las promesas de la pasada campaña municipal. Y dicha teoría fue una de las nombradas. Sepa cómo se ha aplicado.
Por Leonardo Núñez
La demanda por seguridad y recuperación de espacios públicos, como calles y plazas –donde hoy abundan el comercio ambulante y las incivilidades–, es una de las demandas más frecuentes de los habitantes de distintos municipios a lo largo del país. No hay noticiario o matinal de TV donde no se escuche este clamor vecinal.
Fue, además, una de las promesas recurrentes de los candidatos en la pasada campaña municipal, muchos de los cuales se comprometieron a recuperar el orden de los barrios y, sobre todo, de los centros comerciales y barrio históricos de las comunas.
Pocos candidatos y hoy autoridades electas, sin embargo, explicaron cómo pretendían llevar a cabo esta promesa. Mario Desbordes, quien asumirá como alcalde de Santiago el próximo 6 de diciembre, dijo que él sí tenía un plan, el cual estaba inspirado en la teoría de las “ventanas rotas”, que fue popularizado por el exjefe de la policía de Nueva York William Braton.
Por la importancia de Santiago, el concepto no pasó inadvertido. Y estará en el centro de atención para ver si, una vez aplicado, logra resultados positivos para una comuna que registró la mayor cantidad de víctimas por homicidios consumados en 2023, según un informe del Ministerio Público.
¿Pero en qué consiste esta teoría y cómo se ha aplicado? La teoría ue introducida en un artículo de 1982 por parte de los criminólogos James Wilson y George Kelling. Ésta sostiene que el delito aumenta en las zonas donde el descuido, la suciedad y el desorden son mayores. Se remonta, sin embargo, a un experimento de psicología social de 1969, desarrollado en la Universidad de Stanford por el académico Philip Zimbardo.
Éste dejó dos autos iguales abandonados en la calle, de la misma marca, modelo y color. Uno lo dejó en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona rica de California. El primero no tardó en ser vandalizado. Con el segundo no ocurrió nada por un tiempo, hasta que el profesor le quebró una de sus ventanas.
El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx. El robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre. La conclusión fue que el vandalismo no está vinculado a la pobreza, sino que está relacionado con la psicología, el comportamiento humano y las relaciones sociales.
Posteriormente, la investigación inspiró su aplicación en ciudades y barrios específicos. Se partió a mediados de la década de los 80 en el metro de Nueva York, el cual se había convertido en el punto más peligroso de la ciudad. De manera decidida, se comenzó por combatir las pequeñas transgresiones, como graffitis, suciedad de las estaciones, ebriedad entre el público, evasiones del pago del pasaje, pequeños robos y desórdenes. Los resultados fueron positivos y mejoró la seguridad.
Luego, en 1994, Rudolph Giuliani, exalcalde de Nueva York, impulsó una política de “tolerancia cero” basada en esta teoría y en la experiencia del metro.
La estrategia consistía en crear comunidades limpias y ordenadas, no permitiendo transgresiones a la ley y a las normas de convivencia urbana. El resultado práctico fue un enorme caída de todos los índices criminales de la ciudad. Con ello se logró crear comunidades ordenadas y con respeto a los códigos básicos de convivencia.
Sin embargo, tuvo sus críticos, quienes cuestionaron que elevó el abuso policial y las detenciones arbitrarias, de acuerdo a una nota del portal Ciudadmas.com.
En respuesta a estas críticas, James Wilson y George Kelling han escrito que la teoría de las ventanas rotas no debe ser tratada como “tolerancia cero” o “con fanatismo”, sino como un método que requiere “una cuidadosa formación, directrices y supervisión” y una relación positiva con las comunidades, vinculándola así a la policía comunitaria.
Cómo se aplicará en la comunas de Santiago, lo sabremos a partir del 6 de diciembre.
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