Su dueño original era hermano del Presidente Pedro Montt y esta nueva generación realizó importantes cambios que no afectaron la historia del recinto.
Por: Renato Herrera Lagos
A un costado de la ruta 5 sur, a la altura del cruce a Rosario en la comuna de Rengo, sigue brillando un clásico de la gastronomía chilena: el restaurante Juan y Medio. Mítico lugar de festejo y diversión que desde hace algunos años tuvo que ser reconstruido por un voraz incendio que consumió buena parte de esa casona.
Hoy, con más de 75 años de historia, el local creado por la señora Ana Miranda Carreño y su esposo Juan Barrera, se ha consolidado como un referente de nuestra comida abriendo otras dos sucursales y cinco sangucherías en distintos puntos del país.
Pues a además de todos los reconocimientos gastronómicos, a fines de mayo la sede de Providencia celebrará un evento que exhibirá su completa remodelación con su ampliación para 250 personas, y reforzó, la idea original de “volver a nuestras raíces y al campo chileno, con imágenes y herramientas antiguas de ornamentación y una fachada de El Recreo, el primer restaurante antes de ser Juan y Medio”, explica Sebastián Barrera, uno de los socios y nieto de la pareja fundadora de la marca.
Ubicado en una antigua casona de esa comuna de Providencia -cuyo dueño original era hermano del Presidente Pedro Montt- el lugar fue objeto de importantes cambios, desde la fachada de su entrada, hall de acceso, baños y todos los espacios, incluyendo un salón privado, comedor tipo quincho en el segundo piso y una cómoda terraza con cascada. Cambios que por lo general, siempre estuvieron marcados por lo que señala la ley en cuestión.
Y cómo el patrimonio es mucho más que una fachada, para este relanzamiento la familia Barrera suma nuevos detalles típicos de la gastronomía chilena que esperan cultivar como lo ha hecho de antaño, con la delicadeza y sazón del campo nacional, a partir de sumar nuevos platos nacionales entre los que destacan guisos como pantrucas, chupe de guatitas y chunchules, todos muy tradicionales de la cocina local.
“Queremos reencantar a la gente con un renovado ambiente, más campestre y chileno”, aclara Barrera. En ese sentido, y para fortalecer aún más su apuesta, el restaurante mantiene una alianza con la Viña Miguel Torres, empresa con la cual han realizado múltiples eventos de cata para clientes y cuya marca de pisco “El Gobernador”, sirve de base para el pisco sour que se prepara en todas sus sucursales.
Empero, producto de este hito, la pregunta que surge es ¿qué se necesita para remodelar una casona antigua con sello patrimonial? Áline Sánchez, jefa de Área Gestión Normativa en Winteri, arquitecta y Magíster en Patrimonio Cultural PUC, comenta que es fundamental tener en cuenta diversos aspectos al construir un proyecto inmobiliario que involucra la conservación de estas fachadas.
“En primer lugar es crucial comprender y respetar el contexto histórico y cultural del edificio y su entorno. Además, es necesario conservar y restaurar las características arquitectónicas y ornamentales originales de la fachada siempre que sea posible, manteniendo la escala y proporción adecuadas en relación con el edificio patrimonial y su entorno urbano”.
Desde el Consejo de Patrimonio señalan que para construir o modificar cualquier proyecto inmobiliario que se realice dentro de la estructura original, señalan que existen normas que están establecidas por ley, como por ejemplo, modificación de fachadas, metros o incluso jardines.
La conservación del patrimonio arquitectónico de la ciudad – regido por la ley 17.288 – en el caso de una zona típica como esta habla de que los valores culturales, urbanos y arquitectónicos asociados al barrio le entregan al nuevo proyecto una riqueza que por sí solo no posee. Demoler el patrimonio arquitectónico, por muy modesto que sea, no es eficiente ni rentable.