Marcas reconocidas como Porsche, Rolex y Versace, son algunas de las presentes en el sector inmobiliario.
Por: Tomás Rodríguez Botto
Cada vez es más común ver la presencia de marcas de lujo en el sector inmobiliario, tal es el caso, de la torre Porsche Design Tower ubicado en Sunny Isles Beach a 32 kilómetros del norte de Miami, que posee 60 unidades de vivienda y 132 montacoches donde cada vivienda contempla entre 2 y 11, con una altura de 198 metros aproximadamente.
La particularidad de esta torre es que un elevador lleva a los ocupantes a la vivienda en sus autos. También cada vivienda tiene una piscina y una cocina en el exterior del apartamento.
Este es un claro ejemplo de cómo las marcas están incursionando en el mercado inmobiliario y valorizando su marca en el negocio residencial. Por lo demás, incide en que las inmobiliarias atraen a clientes para invertir en propiedades por lo que representa la marca y conecta con el consumidor final.
Si nos remontamos en la historia, este modelo ha existido en muchos casos como es el de 2001 Deezer, empresa de servicio streaming musical se asoció con el ese entonces empresario Donald Trump, con quien trabajaron en la construcción del edificio Trump.
“Ese nivel de marketing y publicidad no se puede comprar. Ahí nos dimos cuenta que apuntar a una marca ayuda a hacer ruido muy rápido y arroja una buena ecuación costo beneficio”, explica a La Nación el dueño de Deezer.
Las marcas de moda no están exentas a este mercado. En el caso de Dolce & Gabbana se lanzó al mercado con proyectos en Marbella, Miami y Las Maldivas. Por ejemplo en la ciudad de España, donde se levantó un complejo residencial de 90.000 m2 ubicados en la zona de Milla de Oro. En este caso la marca pretende llegar a una experiencia en todo ámbito, generando un estilo de vida asociado a la marca en el edificio que llevará el nombre de la prestigiosa tienda de moda italiana.
Lo que intentan demostrar las marcas de lujo presentes en el rubro, es que se puede compartir los mismos estándares, cualidades y particularidades que representan la empresa en cuestión. Es por eso que el inversor se fija en la percepción de la marca que le promete una experiencia, un estilo de vida y un sello, antes de comprometerse en alguna posibilidad de adquisición.