
Por: Eduardo Ricci Burgos, abogado de Negocios Cohlers+Partners
El día 8 de julio apareció en la prensa que en la primera mitad de este año, solo 62 empresas quebraron en ese mismo lapso, lo que representa una baja de 21%. Así es, las estadísticas de la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento, entre enero y junio de este año señala que se recibieron 62 solicitudes de liquidación de compañías relacionadas al rubro, lo que representa un descenso de 21% respecto al mismo lapso del año anterior.
Sin embargo, la tendencia en materia de reorganizaciones concursales ha sido, por el contrario, creciente en el rubro inmobiliario y de la construcción, pues en la primera mitad de este año, 6 empresas del sector entraron en proceso de reorganización, un 50% más que en el balance correspondiente a junio de 2023 (cuatro procesos) y la cifra más alta de los últimos cinco años.
La misma Superintendencia explica que el incremento de los procedimientos concursales a nivel de esa industria se debe a múltiples factores, tales como los efectos de la pandemia y las repercusiones de factores externos, como los conflictos internacionales, el encarecimiento de los créditos y el aumento de la inflación, lo que ha repercutido en alzas en costos fijos, como el sueldo, y en costos variables, como la compra de materias primas, insumos y productos, y fletes.
Evidentemente, las pequeñas mejorías en materia económica del país inciden en este repunte o rebaja, como quiera mirársele. Sin embargo, todavía tienen un ritmo por debajo de las expectativas y necesidades, pues se requieren medidas más drásticas y claras que fomenten la inversión y las ventas, en el sector inmobiliario.
Claros ejemplos y señales serían las medidas tributarias contundentes que apoyen la demanda y que incentiven la compra, la rebaja de las tasas de los créditos hipotecarios, la disminución de requisitos o barreras de entrada para acceder a dichos créditos, entre otras, pensando en que den sustento a la construcción, por lo que todavía es prematuro afirmar que hay una recuperación en el sector, pues “una golondrina , no hace verano”.