
Por: Mario Anfruns Bustos, arquitecto.
Coyhaique, la capital de la Región de Aysén, tiene un enorme potencial de desarrollo económico y urbano. Sin embargo, su crecimiento ha estado marcado por una fuerte dependencia del Estado, limitando nuevas oportunidades habitacionales y comerciales. Para revertir esta situación y construir un futuro más próspero, es fundamental implementar estrategias que incentiven la inversión privada y promuevan un desarrollo equilibrado.
Uno de los principales desafíos en la comuna es la alta proporción de viviendas arrendadas por el Estado. Esto ha generado una distorsión en el mercado inmobiliario, afectando los valores de las propiedades y dificultando la inversión privada. Para corregir este desequilibrio, el Estado podría centrarse en la compra y edificación de inmuebles en terrenos disponibles, liberando propiedades para que sean adquiridas o alquiladas por inversionistas privados, generando un entorno más competitivo y atractivo.
Además de establecer incentivos tributarios y subsidios, para empresas y emprendedores del sector inmobiliario, facilitando la construcción de nuevas viviendas, comercios y oficinas. La modernización del plan regulador local permitiría habilitar nuevas áreas para el desarrollo urbano, promoviendo un crecimiento ordenado y sostenible. Asimismo, la colaboración entre el sector público y privado, podría facilitar la creación de proyectos de infraestructura y vivienda que beneficien a toda la comunidad.
Estos cambios generarían mayor estabilidad en el mercado inmobiliario y mayor inversión en la comuna, permitiendo que los valores de las propiedades se ajusten de manera equilibrada y facilitando la inversión y el acceso al uso del suelo. También impulsaría la generación de empleo y dinamiza la económica a través del sector de la construcción, fortaleciendo el tejido productivo de la región.
Con una planificación adecuada, se garantizaría un crecimiento urbano sostenible que respete el entorno natural y mejore la calidad de vida de los habitantes. Coyhaique tiene la oportunidad de convertirse en un referente de crecimiento económico y desarrollo urbano equilibrado. Para lograrlo, es fundamental fortalecer la inversión privada y promover un entorno más estable y atractivo para los inversionistas.