
Por: Mariana Samarotto, Master Business Partner de Capital Inteligente
En el mercado inmobiliario hay un instante casi invisible en el que nacen las grandes oportunidades: cuando los proyectos están en blanco. Es decir, cuando ya cuentan con permiso de edificación, pero las obras aún no comienzan. Es el punto cero de todo desarrollo, el momento en que las inmobiliarias buscan dar el salto desde el papel a la realidad, y los inversionistas atentos pueden anticiparse al ciclo de valorización.
Muchos compradores miran con recelo esta etapa, sobre todo, en tiempos de tasas altas o incertidumbre económica. Sin embargo, ese temor suele nublar una verdad esencial: comprar en blanco no es un salto al vacío, sino una apuesta informada. Es entender que la confianza, bien asesorada, puede transformarse en rentabilidad.
Para que un proyecto inicie su construcción, los bancos exigen a las inmobiliarias alcanzar entre un 20% y un 30% de preventas. Esto las obliga a ofrecer precios de lanzamiento y condiciones muy atractivas. En simple: quien se adelanta compra más barato. No por especulación, sino porque financia el inicio de algo que todavía no existe.
Además, la compra en blanco entrega flexibilidad mientras la obra avanza —entre 24 y 36 meses—, el comprador puede pagar el pie en cuotas sin intereses. Hoy incluso existen proyectos que permiten pagarlo en 60 o 72 meses, sumando cuotas post escrituración. Ahorrar el pie completo es una de las mayores barreras de entrada, esta modalidad abre puertas reales a nuevos propietarios.
También hay un factor de fondo: la plusvalía. A medida que el edificio se levanta, los precios suben por costos de construcción, inflación y valorización del terreno. No es extraño ver diferencias de hasta un 30 % entre el valor inicial y el de entrega. Comprar en blanco, en buen chileno, es subirse al tren antes de que parta.
A todo esto se le suma una variable estructural: la eliminación del beneficio tributario que permitía a las constructoras pagar solo el 35 % del IVA. Ese cambio ya encarece los nuevos proyectos, reforzando el valor de invertir temprano, antes de que los ajustes se consoliden en los precios.
Según la Cámara Chilena de la Construcción, en el segundo trimestre las ventas en blanco representaron apenas el 8 % del total, frente al 56 % de entrega inmediata. Es decir, muy pocos están mirando donde hoy se concentra el verdadero potencial. Durante 2025 solo se han iniciado 21 proyectos de edificios, lo que demuestra una oferta escasa y selectiva. Para 2026 se espera una leve reactivación, pero con precios naturalmente más altos.
En definitiva, el mejor momento para comprar rara vez coincide con la calma del mercado. Las grandes oportunidades aparecen cuando pocos las ven. Y comprar en blanco, con información, asesoría y visión, puede ser la forma más inteligente de convertir la incertidumbre en patrimonio.