
Por: Gabriel Asencio, Country Manager de Buildings en Chile.
El mercado de oficinas corporativas en Santiago, especialmente en el segmento Clase A, muestra una dinámica interesante en el segundo trimestre de 2025. Con una actividad constructiva de 123,6 mil m² —un volumen ligeramente menor que en el período anterior—, surge una provocación para inversionistas y desarrolladores: ¿el mercado chileno enfrenta realmente una escasez de espacios de alto estándar?; ¿la oferta en desarrollo será capaz de atender a la creciente demanda?…
Al analizar el escenario regional, queda claro que la respuesta no es uniforme. En Nueva Las Condes y Apoquindo, la inversión se mantiene sólida, con 53,8 mil m² y 40,5 mil m² en construcción en el período, reforzando sus posiciones como polos consolidados de negocios. Providencia, recientemente beneficiada con la entrega del Almirante Pastene, agregó 22,1 mil m² al mercado, aportando un nuevo stock que aunque aún está en proceso de absorción, señala oportunidades de colocación.
Sin embargo, resulta imposible ignorar la presión creciente en Vitacura. Con seis trimestres sin nuevos proyectos y una absorción neta positiva continua, la vacancia en la zona se desploma, evidenciando una escasez real de oficinas Clase A. Con pocas alternativas disponibles para arrendar, el precio promedio tiende a subir.
Además, esta ausencia de construcción plantea una cuestión fundamental: ¿por qué no hay más iniciativas en esta zona tan demandada? La respuesta puede estar en la infraestructura actual, aún limitada y en la expectativa en torno a la inauguración de la nueva línea de metro prevista para 2027/2028, un factor que probablemente catalice inversiones futuras.
Así, a pesar del volumen significativo de construcciones en Las Condes, Apoquindo y Providencia, la velocidad de absorción y el impacto de la infraestructura local indican que la oferta puede tardar en equilibrarse.
Destaco que el mercado chileno no sufre por falta de iniciativas, sino por desafíos en la colocación eficiente de la oferta, sobre todo en zonas de alta demanda que no están siendo atendidas por la construcción actual. Además, las elecciones que se realizarán en noviembre pueden también ser responsables de la demora en la decisión de invertir en nuevos proyectos.
Por último, inversionistas y desarrolladores deben ir más allá del simple cálculo de metros cuadrados construidos. El verdadero diferencial estará en la capacidad de mapear las particularidades regionales, anticipar dónde la demanda será más intensa y asegurar que, además de espacio, los proyectos ofrezcan condiciones comerciales y servicios capaces de atraer rápidamente a los ocupantes.