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26 marzo, 2025 /

La administración desde una comparación diferente

Por: Álvaro Ricardi Mac-Evoy, Socio Fundador SPM Administración, Organizador y director Cigsa Chile; Organizador y director Expocondomios Chile.

En el Programa Hablemos de Copropiedad, se conversó sobre lo que fue el Segundo Encuentro Nacional de Administradores y me surgió la idea de que el rubro, es un símil con el rol de ser padre, por lo que he querido compartir en esta columna la rara comparación y sus razones.

¿A qué me refiero? Cuando uno decide ser padre, comienzas a preguntarle a los que están esperando su primer hijo: ¿que se siente?; ¿Como es?; ¿Cuánto les costó quedar embarazados? y un largo etc de dudas… Esta incertidumbre es lo mismo que veo en quiénes esperan su primer edificio, es decir, la ansiedad y los nervios de lo que significa poder cerrar tu primer cliente.

Luego, cuando lo logras, las conversaciones con los otros, son sobre cómo es el momento en que nace y que tan difícil será; te preguntas si estás preparado y, los que ya están un poco más adelante, te hacen mención a lo duro que es, destacan las horas sin sueño y el nerviosismo de los errores que cometerás como primerizo, pero a medida que avanza el tiempo, de pronto ya tienes tu hijo de 2 años y te das cuenta que lo lograste.

Estás regulando tu sueño, recuperas tu rutina de vida, ya come solo, camina y hace un par de locuras, así es que comienzan tus ganas de tener el segundo y otra vez vuelves a conversar con quiénes ya están más adelante, en esa misma etapa donde quieres llegar. Te dicen que el segundo es más fácil, que ya tienes un sistema y te sientes más preparado, pero nadie hace foco en que el segundo vuelve a ser un nuevo caos, porque tiene su propia personalidad, muy distinta del primero que ya tienes bastante domado.

Igualmente te lanzas por el tercero y de ahí en adelante cada nuevo proyecto/hijo es único y, normalmente como dicen, el tercero se cría solo. Te das cuenta que ya no tienes el mismo tiempo para atender todas y cada una de sus necesidades, descuidas algunas cosas y en otras dejas que actúe el instinto, para luego, comenzar a formar mini adolescentes que te cuestionan. Empiezan los conflictos y ahora te verbalizan lo que les parece mal y te desafía.

Nuevamente acudes a la voz de la experiencia de los que van más adelante. Te dicen que es normal, que es una etapa difícil, ya que están definiendo su personalidad, pero que va a pasa.

El adolescente comienza a desarrollar nuevos amigos y duda de tus capacidades como padre; pierdes un poco el control, pero no quieres descuidar a tus otros hijos y ahí es donde comienzas a abrazar la idea de que estás dando lo mejor de ti. Sabes que en algún momento, se darán cuenta que con tus aciertos y errores, siempre buscaste lo mejor.

Después de un tiempo tus hijos ya han madurado y aunque tú estás más cansado, sabes que tu labor principal es construir la confianza, algo tan difícil de cuidar tanto desde la paternidad como desde tus clientes.

Una vez asentada tu familia, tu responsabilidad es educarlos y lograr disfrutarlos, porque ya tienes un equipo y entre todos es más llevadero el hacerse cargo. Por fin hay una madurez considerable y te dejan de cuestionar; puede ser que tú ya estés viejo, por lo que te miran y te dirán: te perdono.

Se completa el proceso y aunque los tiempos cambian, y hay que ajustarse a ellos, hoy te toca a ti dar esos consejos y ver cómo otros, con más o menos herramientas, salen adelante igual como lo hiciste tú.

En definitiva, lo que quiero decir, es que siempre se trata de ser consciente de tu desarrollo, observar tus errores y dar lo mejor de ti. Sigue aprendiendo y no pierdas la atención de lo importante, en los momentos que te hacen sentir que lo hiciste mal, porque te aseguro que va a llegar el día que te reconozcan todo lo que hiciste por ellos.

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