
Por: Sergio Barros, Director Ejecutivo de Enlace Inmobiliario – Ingeniero Comercial.
En Chile, casi la mitad de los hogares son liderados por mujeres. Según los últimos datos de la Encuesta Casen, las jefas de hogar alcanzaron un 47,7% en 2022, cifra que creció significativamente desde 1990, cuando sólo el 20,17% de 1990 de los hogares lo encabezaban mujeres.
Sin embargo, pese a su protagonismo en la organización familiar, el acceder a una vivienda es un gran desafío en los hogares monoparentales, que en su gran mayoría están a cargo de mujeres. Y es que la dificultad para acceder a una vivienda va más allá de una cuestión de oferta y demanda inmobiliaria, pues también responde a inequidades estructurales en el acceso a financiamiento.
Los números propios hablan de que el 56,3% de las solicitudes de pre aprobaciones de crédito hipotecario, corresponde a mujeres. Sin embargo, sólo el 40% de las respuestas positivas son para ellas. Esta diferencia refleja barreras significativas que deben ser abordadas desde el ámbito financiero y las políticas públicas.
Algunas de las razones que explican la diferencia en la aprobación de créditos son diversas. Una de ellas es que las entidades financieras suelen evaluar la estabilidad laboral y los ingresos como factores clave para otorgar financiamiento. No obstante, muchas mujeres enfrentan brechas salariales, empleo informal o contratos más precarios, lo que limita el acceso al crédito, incluso cuando tienen capacidad de pago.
¿Qué se puede hacer frente a esta realidad? Aquí algunas ideas: Crear programas que faciliten la compra de viviendas con condiciones diferenciadas para mujeres y/o jefes de hogares monoparentales, como por ejemplo el subsidios para el pie, lo cual se podría complementar con tasas de interés más bajas en créditos hipotecarios.
Igualmente se puede flexibilizar la evaluación crediticia, considerando criterios como el pago de arriendo actual como antecedente de solvencia; implementar otros programas de ahorro con incentivos que ayude a juntar para el pie de una propiedad, con aportes estatales o beneficios tributarios por cada monto ahorrado.
Por úlimo, destacar que otra fórmula necesaria es el ampliar la educación financiera enfocada en mujeres, con herramientas que fortalezcan la planificación económica y las estrategias de ahorro para la vivienda.
En el Mes de la Mujer, reconocemos a todas aquellas que con esfuerzo y dedicación, sacan adelante a sus familias. Además, instamos a promover iniciativas que garanticen el acceso a una vivienda digna, una inversión social que beneficiaría a miles de familias chilenas.