Chile busca alcanzar la carbono-neutralidad al año 2050 y el sector no se ha quedado atrás. Tiene su estrategia en marcha para ayudar a cumplir dicha meta y con aplicaciones criollas muy originales. Acá te contamos algunas de ellas.
Por: Leonardo Núñez
Pese al complejo escenario económico que vive el sector de la construcción inmobiliaria, los esfuerzos por cumplir compromisos climáticos se mantienen. Chile busca alcanzar la carbono-neutralidad al año 2050 y, por ello, se han definido 55 metas de avance para el año 2035. Éstas buscan encaminar el rubro hacia una industria más eficaz en el uso eficiente de la energía y con un mayor control de las emisiones de gases de efecto invernadero.
En esa línea, la Estrategia de Economía Circular del Sector Construcción, iniciativa de la Cámara Chilena de la Construcción, el Instituto de la Construcción y el programa Construye2025 de Corfo, ha convocado a los principales actores de la industria a impulsar medidas que disminuyan la demanda de recursos, logren menor impacto ambiental y contribuyan a la regeneración del ecosistema y la protección del patrimonio ambiental.
Ante este desafío, la economía circular en la construcción ha abierto nuevas oportunidades para la innovación chilena. Acá te contamos casos de aplicaciones concretas, que también resultan muy atingentes ahora que ya entró en vigencia la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), la cual tendrá efectos en varias industrias, entre ellas la inmobiliaria.
Minería y Construcción unidos
Lan Polita, consultora especializada en la búsqueda de soluciones en economía circular, unió a dos sectores clave de la economía chilena con ese fin. Impulsó un proyecto ya en ejecución con la empresa de construcciones asfálticas Quilín para la fabricación de pavimentos a través de la escoria (desecho) proveniente de una importante faena de la gran minería. Este pavimento, que reemplaza la utilización de áridos (ripios) por la escoria, será utilizado en la construcción de caminos interiores de la propia faena del yacimiento.
Se estima que con este programa se reutilicen 40 mil toneladas de escorias de cobre en 100 mil metros cuadrados de pavimento. Esto equivale a la construcción de 10 kilómetros lineales. Además, se reduce la huella hídrica en un 87%, la huella de carbono en 75% y se logran ahorros en un 20% de los costos de construcción de lo que costaría un camino sin aplicar este modelo.
“En Alemania, Estados Unidos y España la escoria de fundiciones de cobre se usa en caminos urbanos. En Chile, por normativa, las escorias no se pueden sacar de las operaciones mineras. Sin embargo, Sofofa HUB junto a algunas compañías mineras, están empujando la normativa y se espera que, dentro de un tiempo razonable, se consideren los comentarios de estas compañías para poder viabilizar el uso de escorias en caminos urbanos. Otro punto importante, es que Anglo American está haciendo un proyecto de mobiliarios urbanos, es decir juegos de niños, con escorias de cobre, para mostrar la factibilidad en el uso urbano de estos materiales”, explica a “El Diario Inmobiliario”, Christian Sanhueza, CEO de Lan Polita.
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Desechos textiles para aislación térmica y acústica
La empresa Ecofibras, nacida en Alto Hospicio (Región de Tarapacá), decidió darles una nueva vida a las toneladas de ropa y telas desechadas en la zona. Y las empezó a usar en la elaboración de paneles de aislación térmica y acústica para el rubro de la construcción.
El ingeniero comercial Franklin Zepeda trajo la idea de un viaje a Alemania, donde pudo desarrollar esta solución para contribuir a aminorar el daño de las más 30.000 toneladas de ropa al año que se están acumulando en vertederos ilegales de la región, causando un gran daño al medioambiente. La mayoría corresponde a residuos textiles que se generan de la importación de ropa usada que se realiza vía Zona Franca.
Ya tienen una planta en San Bernardo y sus paneles se venden a empresas constructoras de todo Chile. Firmas de Perú, Colombia y Nicaragua también han mostrado interés en sus productos. La startup también está desarrollando tejas fotovoltaicas hechas a base de jeans.
“Utilizamos jeans reciclados, que se les agrega una capa acrílica para que sean repelentes al agua, e incorporan una celda que sirve para generar energía que se puede utilizar en tu casa. Todo este sistema lo fabricamos nosotros y es un producto único en el mundo”, señala con orgullo su creador. Más sobre su trabajo en @ecofibras_s.a.
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Pelo de cerdo para hormigón
El mundo académico tampoco se queda atrás. Con el apoyo de un Fondecyt, Federico Antico, doctor en ingeniería civil y Profesor de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez, está estudiando cómo las fibras naturales pueden contribuir con la humedad interna de los hormigones y beneficiar la hidratación de los materiales para su elaboración.
Sólo en Europa se producen 890.000 toneladas de residuos porcinos al año, con costos asociados de gestión que alcanzan los 20,7 millones de euros anuales. En Chile, sólo uno de sus principales productores dispone anualmente de más de 100 toneladas de pelo de cerdo en vertederos y ha invertido millones de dólares en los últimos años para mejorar procesos y construcción de infraestructura para el tratamiento de sus residuos derivados de la producción de carne.
“Las mezclas con baja relación agua/cemento con la adición de fibras naturales recicladas de la industria alimentaria chilena mejoran su tenacidad a la fractura y podrían funcionar como reservorios de agua para el curado interno y así aumentar el grado de hidratación del cemento”, explicó Antico.
Para el académico, el uso de desechos de la industria alimenticia no se reduce al pelo animal, de hecho, existen componentes vegetales como el yute, que también ha demostrado resultados mecánicos similares en pruebas sobre morteros, retrasando la formación de fisuras y prolongando su vida útil.
“Quizás suene fuerte para algunos el utilizar desechos animales, pero lo cierto es que la industria alimenticia sigue en crecimiento y la construcción puede aprovechar este pasivo ambiental, en reemplazo de fibras sintéticas o plásticas que dificultan el proceso de reciclaje del hormigón en su fin de vida. Es por tanto un buen desafío para los hubs de innovación, a la hora de plantear desafíos que permitan reutilizar desechos naturales de diversas industrias, como insumo para otras”, agregó Antico.
Según datos de la Cámara Chilena de la Construcción, si la producción anual de hormigón en Chile se reforzara con pelo de cerdo reciclado se podría valorizar casi el 70% de estos residuos que se depositan en vertederos cada año, mejorando la resistencia, y también proporcionando una contribución al curado interno del material para el cemento.
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Nada sobra
Green Dots, startup creada en 2022, es otro ejemplo de cómo se puede dar vida útil a materiales sobrantes de la construcción. Para ello, se enfocaron en los desechos de Poliestireno Expandido (material plástico espumado, derivado del poliestireno, utilizado en las obras de edificación para aislamiento térmico, acústico y aligeramiento de estructuras).
“Nos enfocamos en la valorización de estos desechos para producir distintos productos sustentables, como revestimientos aislantes, un adhesivo de contacto, una laca para madera y una pintura funcional con nanopartículas diseñada para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”, ha reseñado sobre su producto Claudio Dapelo, CEO de Green Dots. Más casos de éxito de economía circular en construcción en este link: https://t.ly/uu4Yj.