Por: Álvaro Ricardi Mac-Evoy, Socio Fundador SPM Administración y Organizador ExpoCondominios.
Mes a mes, los gastos comunes se comen buena parte del presupuesto familiar, y lo peor es que nadie parece entender del todo las razones de porqué suben. En medio de esta confusión, los administradores seguimos siendo los villanos de la historia.
Los análisis que hemos hecho siempre apuntan a 3 grandes factores: recursos humanos, cuentas básicas y mantención. Hoy existen muchas soluciones tecnológicas para resolver el factor trabajadores, pero creo que seguimos enfrentando una barrera cultural, y es que la comunidad aún no se percibe como corresponsable de su funcionamiento.
Pero los otros 2 factores son más complejos de resolver. Las mantenciones son obligatorias por ley y necesarias para la seguridad, sumado a que los consumos básicos no paran de subir. Así, la electricidad ya lleva un alza acumulada del 16% y pronósticos de llegar al 30%; y el gas puede escalar rápidamente hasta 12% mensual.
Con el cambio climático intensificándose, las comunidades necesitan sistemas eficientes de calefacción y refrigeración. Por años se promovieron las soluciones eléctricas como la alternativa económica. Hoy, con el alza sostenida de la electricidad, esa premisa ya no se sostiene. A esto se suman las calderas antiguas —presentes en la mayoría de los edificios—, que operan con baja eficiencia. Por fortuna, empiezan a surgir soluciones y subsidios que podrían cambiar este escenario.
Las empresas que suministran gas hoy, están ofreciendo cofinanciar proyectos de modernización de salas de calderas con financiamientos que incluso pueden llegar al 90% del costo, así como cambiarte del gas ciudad al licuado y financiar el 100% de la transformación de tu sala de calderas.
Esperemos que estas iniciativas también sean tomadas por las compañías de energía eléctrica y que promuevan sistemas de uso de las cubiertas, de las comunidades para producir energía solar, sobre todo considerando que hay política país de la electromovilidad, por ejemplo.
Estoy hablando solamente de la producción de energía y climatización, pero también, no se nos olvide la crisis hídrica que se hizo mucho énfasis hace unos años y que algunos municipios incluso cursaron multas, a quienes regaban en horarios no permitidos, pero no hemos visto soluciones tecnológicas y muy simples, por lo demás, de sensores de humedad y lluvia instalados en las distintas áreas verdes de los edificios para generar ahorros y cuidado del medio ambiente, como también un control y monitoreo del sistema, para no tener que esperar a que “el jardinero regule el programador”.
Somos un país con una infraestructura tecnológica lo suficientemente robusta para comenzar a implementar soluciones medioambientales y de costos a largo plazo en los nuevos proyectos inmobiliarios. Pero para el caso de las comunidades que ya están construidas no existen mecanismos que financien o apoyen estos tipos de proyectos, porque no son afectas a crédito, aunque podríamos hacer para que existan subsidios estatales o privados que apoyen a nuestros edificios.
Es hora de dejar de cargar todo el peso a los usuarios y de culpar a los administradores por alzas que están fuera de nuestro control. Si queremos comunidades más eficientes, sostenibles y justas, necesitamos incentivos reales, financiamiento inteligente y un cambio en la forma de gestionar lo colectivo.
