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16 noviembre, 2023 /

La calidad de la educación es directamente proporcional a la calidad de vivienda

Por: Claudia Petit, constructor civil; presidenta Colegio de Constructores; y fundadora MUCC, Mujeres en Construcción.

En estos últimos días, fuimos impactados por la pérdida de al menos 14 vidas irreemplazables en Coronel. Con este panorama, entender que una solución habitacional no es una ʺtoma”, es parte de ser consciente del problema, para poder legislar y actuar en forma oportuna ante una situación de este tipo. 

Sumado a lo anterior, lamentablemente este invierno también provocó miles de damnificados por la excesiva lluvia, incluyendo pérdidas de vidas, ante lo que comenzamos a escuchar voces de autoconstrucción alarmados posterior a los temporales, de cara a la ley 20.898 o Ley del Mono o regularizaciones tardías post construcción (vigente hasta 2025).

Otro problema dentro de la ecuación es que estamos reduciendo carreras universitarias, por lo que cuestionarse si es la educación vista económicamente o cómo aseguradora de calidad, respecto a cuál es la línea que permita y asegure profesionales competentes, es una discusión que debemos instalar para que la edificación disminuya el riesgo, considerando que afecta directamente la vida de las personas. 

Un claro ejemplo de todas estas malas prácticas son Turquía y Siria, donde el terremoto causó la muerte de más de 45.000 personas. Parte del origen es la corrupción que ha dejado que se levanten edificaciones fuera de norma y que se generen perdonazos a edificaciones sin permisos. La normativa sí existía, experiencia y profesionales competentes, también.

Desafortunadamente no estamos tan lejos de esta realidad. En el mercado abundan profesionales y no profesionales, que han construido fuera de norma. Una diversidad de formación técnica que da similares títulos a diferentes mallas académicas, con 3 a 5 años de estudio. Una brecha de conocimiento insalvable que es necesario darnos cuenta del riesgo que conlleva, refiriéndose a la autoconstrucción, sobre todo, ante catástrofes e instalaciones riesgosas.

Un profesional mediocre implica una serie de decisiones sin base, que luego afectará la calidad de la construcción, la calidad de vida de familias y la imagen de instituciones públicas y privadas. Por lo mismo, se necesita mayor rigurosidad tanto en la formación como en el control, desde la educación básica, media, técnica y hasta la profesional. 

Así, debemos estar alineados en cómo asegurar viviendas dignas. Para esto, hay que coordinar sobre la Ley General de Urbanismo y Construcción, definiendo mayor exigencia en la definición de profesionales competentes y especialistas; se debe clarificar el nivel de competencia de técnicos-profesionales, según preparación recibida; es urgente fortalecer la meritocracia y aumentar exigencias curriculares en organismos públicos (estatales ministeriales y municipales) y privados; y se debe instalar la responsabilidad en normalizar proyectos ya existentes y no fomentar la autoconstrucción. 

Finalmente, la calidad educacional y de la vivienda, además de la normativa, están profundamente vinculadas y deben hermanarse para poder obtener buenos resultados. El llamado es a que estemos alerta.

Una respuesta a “La calidad de la educación es directamente proporcional a la calidad de vivienda”

  1. Jaime Aguirre Leiva dice:

    Buenísima Columna. Efectivamente la calidad de la construcción está amarrada al mismo estándar que una ley le impone como mínimo. Lamentablemente en Chile la LGUC tiene un estándar de choza en la selva y esto impacta en la calidad de vida de la gente, el confort de su desarrollo humano en el entorno familiar, la economía por temas térmicos, etc. Si a eso sumamos el actuar de corsario que tienen algunos “profesionales” y también a los que (ya que el SII les permite a un cualquiera, sin capacidad técnica adecuada tener una constructora) se las dan de empresarios, donde solo buscan el beneficio económico, se tiene como resultado noticias de primera plana en invierno o frente a un terremoto como lo que se expone.
    Actualmente ya se ve la calidad de decisiones que las nuevas generaciones están tomando en terreno, los profesionales ya no comprenden, solo entienden. Les han quitado conceptos como cálculo, planificación y control de obras, temas estructurales o incluso cosas básicas como saber escribir (que un alumno de 3er año no sepa la diferencia entre Losa y Loza) da a entender la gravedad que tenemos.
    Las “pinceladas” en ramos clave como cubicación o el mismo diseño de un APU impactan al rubro entero ya que terminan adjudicando al más barato quien, copia y pega precios, no los estudia. Menos el comprenderlo, cómo para elaborar un APU adecuado para las singularidades de esa obra particular. De igual modo la homologación desastrosa de cualquiera sin medir sus grados de conocimiento en las leyes y NCh se han traducido en impactos profundos como la baja en sueldos y es consecuencia de todo esto.
    Esperemos que las actuales gestiones rindan frutos y las personas que han planteado los cambios en desmedro de las personas, de las familias y del país en general den explicaciones cuando sea el momento.

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