
Por: Julián Blas, cofundador y CMO de Fraccional.
En los próximos tres años el panorama inmobiliario de nuestro país podría experimentar una transformación que, a primera vista parece positiva, pero que encierra inminentes problemáticas. Con la tendencia a la mejora en las tasas de créditos hipotecarios en los siguientes años, es natural pensar que esto abrirá la puerta para que más personas puedan cumplir el sueño de tener su casa propia. Sin embargo, esta tendencia traerá consigo consecuencias que se reflejarán en una crisis inmobiliaria por escasez de oferta.
Una de las principales causas de esta situación es la disminución en los permisos de construcción, ya que según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en julio de 2024 se aprobaron solo 2.966 viviendas nuevas en el país, marcando una fuerte caída de 76,7% anual, la menor que se tiene registro en 33 años.
Además, muchos de los permisos de construcción otorgados anteriormente están caducando sin haber sido utilizados, marcando cifras históricas como consecuencia de factores como la falta de inversión y la incertidumbre en el mercado. Sumado a ello, los plazos entre el ingreso del anteproyecto y la aprobación de éste, superan más de 2 años en promedio.
El futuro se avizora con un mercado con escasa oferta inmobiliaria de aquí a 2,5 años, donde quiénes puedan acceder a un crédito hipotecario se enfrentarán a precios muy elevados. Ante este escenario, es muy probable que lleguemos a 100 UF/m2 promedio en Santiago, situación que en mayor o menor medida se replicará en regiones. Contradictoriamente, el margen de las utilidades para las inmobiliarias se verá cada vez más reducido.
Para evitar que esta crisis se materialice, es crucial que el gobierno junto a las instituciones involucradas en la planificación urbana y la construcción tomen medidas urgentes. Se necesita una política que promueva la construcción sostenible y agilizar los trámites para los permisos, además de ofrecer incentivos al rubro inmobiliario para que no caduquen las autorizaciones cursadas.
En este hipotético, pero probable escenario, el riesgo de una crisis de escasez inmobiliaria es real y cada vez más palpable, por lo que es recomendable que si se tiene la capacidad de invertir hoy ¡hágalo!, puesto que la proyección de la plusvalía se ve muy favorable.
Por lo tanto, los próximos años definirán si logramos equilibrar esta ecuación entre oferta y demanda, o si nos sumergimos en un colapso inmobiliario que afectará tanto a compradores como a los mercados urbanos en general. Es momento de actuar para que la recomendación de los especialistas no sea: compre ahora, o quizás, nunca.