Chile tiene una dura tarea por delante. Doha, capital de Qatar, asoma como el rival a vencer en las postulaciones. Conocedores del tema, creen que sí tenemos opciones.
Por Leonardo Nuñez
“Los Juegos Olímpicos son el evento deportivo más importante y más grande del mundo, con un manejo económico estratosférico. Los últimos Juegos de Tokio, por ejemplo, costaron más 13 mil millones de dólares, 20 veces el costo de los Panamericanos de Santiago 2023”.
El periodista y escritor deportivo, Leonardo Salazar, así grafica la magnitud “del sueño” que implica para Chile y la ciudad de Santiago organizar y ser sede de este evento, respectivamente. El profesional, que estuvo trabajando en el Mundial de Sudáfrica 2010, recuerda que para dicho país la cita también fue un enorme desafío. Y como ocurre hoy con Chile, en su momento se cuestionó si el país, por ser parte de la África meridional, iba a ser capaz de levantar la infraestructura adecuada para la cita futbolera.
14 años después el balance es positivo al recodar ese mundial, opina el autor de “Pídeme la luna: 35 años de Curicó Unido”: “El de Sudáfrica fue un mundial aplaudido, que cumplió con todo lo necesario. Pero que no era comparable con lo que se había vivido cuatro años antes en Alemania, que fue un super Mundial. Sudáfrica contó con infraestructura y cierta logística que, a lo mejor, no estaba a nivel del primer mundo, porque precisamente Sudáfrica tampoco era un país que entraba en la categoría de potencia. Entonces, si Chile llega a postular, será accediendo a los recursos que se necesitan. Pero con el antecedente de que es un país subdesarrollado que queda en Sudamérica”.
Harold Mayne-Nicholls, director ejecutivo de Santiago 2023 –corporación responsable de los Juegos Panamericanos– también matiza los cuestionamientos por la supuesta falta de infraestructura de la capital para ser sede de los JJ.OO 2036, postulación por la que debe competir contra las ciudades de países como Qatar, Indonesia, Polonia, India y Turquía. Doha, capital de Qatar, asoma como el rival a vencer. En la última década ha organizado mundiales de fútbol, ciclismo, atletismo, balonmano, gimnasia artística y natación. Y también recibirá el mundial de baloncesto en 2027.
“Hay que dividir el tema”, señala Mayne-Nicholls a El Diario Inmobiliario: “No veo nada de lejos la posibilidad de lograr la sede para Chile, porque la infraestructura importante es la infraestructura deportiva. Se habla de las cifras millonarias invertidas en Río o Tokio. Pero eso contempla todo lo que se invirtió en la ciudad. Entonces, una cosa es la ciudad, lo que se invierte en la urbanización, etcétera, y otra cosa es lo que se invierte materia deportiva”.
En esa línea, quien ocupara el cargo de presidente de la Comisión de Inspección FIFA para las Copas del Mundo 2018 y 2022, estima que en infraestructura deportiva a Santiago le falta un recinto arena (recinto techado) y otro estadio. “Esa son las dos grandes falencias que tenemos. Pero el resto, en infraestructura deportiva, no veo que tengamos tantas carencias. Entiendo que haya otros que crean que sí, pero yo diría que no. Y después nos falta adecuar los recintos para tener la mayor capacidad posible de ingreso de gente”.
Respecto a movilidad por la ciudad, Mayne-Nicholls considera que tampoco estaríamos complicados: “Ya se comprobó con los Juegos Panamericanos que en cuanto a transporte, no tenemos ningún inconveniente. Los atletas y el público no tuvieron problemas con el transporte público y el que habilitamos nosotros. Evidente que para el 2036 habrá que trabajar en el tema, pero hoy día no tenemos ningún inconveniente. Pero primero hay que trabajar en la postulación y después, ya como sede, en las mejoras (deportivas y urbanísticas) de manera anticipada, porque después te pilla la máquina y te complica”. Sobre esto último, el ejecutivo recuerda que la sede se designa, a lo menos, ocho años antes.
Por su parte, Alberto Texido, académico de la Facultad de Arquitectura de la U. Chile y consejero del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI), señala que la postulación para estos eventos son una oportunidad para las ciudades.
“En general, los grandes eventos urbanos vinculados al deporte han sido oportunidad para diversas ciudades del mundo de transformación y avance resolviendo diversas problemáticas que antes de ellos estaban a la espera de una decisión de transformación. El caso de Barcelona es significativo. Ante de los Juegos Olímpicos y diversos eventos globales, como el Forum de la Cultura 2005, las mismas Olimpiadas y las ferias internacionales que se repitieron en su suelo, fueron el soporte de ir consolidando ciertas zonas de la ciudad que generaron transformaciones urbanas, primero bajo la excusa de los Juegos Olímpicos y luego de ellos en transformaciones notables de sectores que fueron antes basurales o zonas deprimidas de la ciudad que se transformaron en sectores de alto valor, me refiero a la transformación de la Villa Olímpica o de la Barceloneta, del Montjuic y diversas intervenciones que hoy día son materialización de ciudades de altísima calidad de vida y estándar”, sostiene.
En esa línea, el académico agrega que “en nuestra propia escala, los Juegos Panamericanos también realizaron cierta colonización de transformaciones con un Estadio Nacional que adquirió un estándar renovado bajo la lógica de las nuevas infraestructuras deportivas, junto a otros puntos de la ciudad que también avanzaron en lo mismo, pero de manera notable; de alguna manera la ciudad del Parque Bicentenario sufrió esta intervención de viviendas para deportistas que terminó siendo un aporte a la ciudad en la transformación puntual, pero con una tremenda oportunidad de seguir creciendo a lo largo de la ciudad”.
Tampoco hay que soslayar los ingresos que aporta al país una justa deportiva de magnitud olímpica. No todo es gasto. Un estudio de la consultora Deloitte estimó que Juegos Panamericanos 2023 contribuyen US$ 907 millones al PIB de Chile. “Por cada dólar invertido se recuperaron 1,18 dólares, o sea hubo una ganancia de un 18% aproximadamente”, recuerda Mayne-Nicholls.
Dineros más o menos, “es claramente un tremendo desafío lograr un estándar global de alta calidad para la ciudad que así postula; recuerde que las olimpiadas son por ciudad y los mundiales de fútbol son por país, por tanto también hay un desafío de si la ciudad es capaz de albergar esta nueva intervención”, consigna Alberto Texido.
Manuel Rojas, periodista que ha cubierto varios eventos deportivos de categoría internacional, entre ellos los Juegos Olímpicos de Londres, considera que la postulación implica “palabras mayores”, con detalles muy importantes que de no resolverse antes, pueden dejar a Chile muy mal parado e incluso, perder la sede en caso de obtenerla.
“Hay una buena base con los Panamericanos, pero para hacer otras cosas más pequeñas, no tan grandes como unos Juegos Olímpicos. Hay que pensar que solo Brasil ha tenido unos Juegos Olímpicos en Sudamérica. El transporte en Londres, el metro, por ejemplo, te llevaba para todos lados. Acá, para llegar a la Laguna de Los Morros en los Panamericanos, había que recorrer una gran distancia. Y recibir unos Juegos Olímpicos, en cuanto a organización misma, es de una magnitud muy alta. Se requieren muchas mejoras. Imagínate que nosotros tuvimos problemas acá, a días de que se inauguraran los Juegos Panamericanos, teníamos problemas con las llaves, no sabíamos qué llave era de una pieza y de otra en la Villa Panamericana. O los atrasos que hubo para la entrega de muchos recintos deportivos, que se habilitaron sobre la hora. En unos Juegos Olímpicos sería un bochorno grande”, finaliza el también relator de fútbol.
