
Por: Mario Anfruns Bustos, Arquitecto.
La visita de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) marca un hito para la región, despertando el interés de grandes inversionistas en sectores estratégicos como turismo, energías limpias, desarrollo inmobiliario y agropecuario. Sin embargo, el mercado inmobiliario enfrenta tensiones por la escasez de suelo disponible.
En una visita inédita, la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) llegó a la Región de Aysén, destacando su enorme potencial como nuevo polo de inversión. La delegación empresarial encabezada por Susana Jiménez, presidente de la CPC, sostuvo encuentros con autoridades locales, gremios productivos y emprendedores, generando oportunidades de reactivación económica en un territorio que por años ha buscado diversificar su matriz productiva.
La Patagonia chilena con su riqueza natural, cultura resiliente y baja densidad poblacional, se posiciona como terreno fértil para inversiones en turismo sostenible, energías limpias, ganadería de exportación y desarrollo inmobiliario de alto nivel.
Sin embargo, el entusiasmo también puso en evidencia una problemática estructural que amenaza con frenar el desarrollo regional: la creciente burbuja inmobiliaria y la escasez de terrenos disponibles para nuevos proyectos. ¿Se establece, entonces, la paradoja de una región con suelo pero sin disponibilidad?…
Pese a ser una de las regiones con mayor superficie del país, Aysén enfrenta una contradicción: existe una disponibilidad extremadamente limitada de terrenos habilitados para proyectos habitacionales, comerciales y públicos. Esta situación ha generado un aumento sostenido en los precios del suelo, con efectos directos en la accesibilidad a la vivienda, el desarrollo urbano planificado y las posibilidades de inversión privada.
El Estado ha contribuido, sin querer, a inflar el mercado inmobiliario local. Pues hay poca oferta de terrenos regularizados, falta de planificación urbana actualizada y una alta demanda impulsada por nuevos habitantes, funcionarios públicos y proyectos institucionales. Todo esto presiona los precios y genera una especie de burbuja, insostenible a largo plazo.
En ese contexto, los empresarios que acompañaron a la CPC manifestaron un fuerte interés en la región, pero también alertaron sobre la necesidad de certeza jurídica, infraestructura habilitante y políticas claras de uso de suelo. Las oportunidades están, pero necesitamos que el ecosistema esté preparado para recibir inversión de forma ordenada, sostenible y con reglas claras.
La visita de la CPC dejó sobre la mesa una oportunidad inédita para Aysén, pero también un desafío urgente: avanzar en una planificación territorial que permita canalizar inversiones sin agudizar las tensiones urbanas ni generar procesos especulativos que perjudiquen a los propios habitantes.
Aysén está en la mira. El momento es ahora, pero el cómo lo hagamos definirá si esta tierra se convierte en un referente de desarrollo justo y sostenible, o en un nuevo ejemplo de oportunidades perdidas.