Por: Cristián Martínez, fundador de Crece Inmobiliario; ingeniero comercial y Magister en Administración de Empresas de IEDE y Máster de Administración de Empresas en la Universidad de LLeida.
En medio de un panorama económico complejo, se avecina una modificación relevante en el ámbito tributario. El Crédito Especial a las Empresas Constructoras (CEEC), que permitía a estas, deducir el 65% del Impuesto al Valor Agregado (IVA) en la primera venta de viviendas de hasta 2.200 Unidades de Fomento (UF), con un tope de 225 UF por unidad, que reducirá gradualmente a partir del próximo año y se eliminará por completo en 2027.
Esta decisión, aunque previsible, plantea interrogantes sobre su pertinencia en el actual contexto económico: ¿Qué implica realmente esta medida? Básicamente se está eliminando progresivamente el crédito fiscal otorgado a las constructoras, lo que en última instancia, recaerá en los consumidores finales, quienes serán los más afectados.
En la práctica, se espera que con esto, las constructoras comiencen a aplicar un sobreprecio en sus productos. Se estima que, incluso, las viviendas con un valor de hasta 4.000 UF serán las más afectadas, ya que el impuesto eliminado representa un aumento real del 10% en los precios de estas viviendas, lo cual podría dificultar la adquisición de propiedades que se encuentran en este rango de precios.
Desde un punto de vista estrictamente tributario, esta medida busca incrementar los ingresos fiscales. Sin embargo, si se considera como una herramienta para fomentar el desarrollo y la compra de propiedades, así como impulsar la economía, está derechamente mal enfocada, ya que más que un incentivo podría tener un efecto desincentivador, generando un mayor gasto y una reducción de ingresos para Chile.
En tiempos de contracción económica, alto desempleo y restricciones crediticias por parte de los bancos, esta medida parece contraproducente. Lo que realmente se necesita es estimular la economía a través de la construcción y la compra de propiedades, impulsando así a las industrias relacionadas con este sector.
Esta medida aplica solo a las viviendas nuevas, por lo que podría impactar positivamente al mercado de viviendas usadas, pero tampoco en gran medida, considerando que este ya enfrenta desafíos debido a las restricciones crediticias impuestas por las instituciones financieras.
La eliminación gradual del Crédito Especial a Empresas Constructoras plantea serias preocupaciones en un momento económico delicado. En lugar de frenar la compra de viviendas, deberíamos centrarnos en encontrar otras soluciones que impulsen el dinamismo económico y la inversión en el sector inmobiliario, contribuyendo al crecimiento del país sin poner en riesgo el acceso a la vivienda para la población.
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