
Por: Arq. Gonzalo Mut – Gerente Comercial Pasiva Mgtr. Diseño y Construcción Sustentable LEED Green Associate – Edge Expert; Evaluador Energético Minvu, y; Asesor CES – CVS.
La densificación urbana, entendida como el aumento de la concentración poblacional en áreas reducidas, se ha promovido como una estrategia sostenible para reducir el impacto ambiental. Al agrupar actividades y servicios en espacios más compactos, se minimiza la huella de carbono al disminuir la necesidad de transporte y promover la eficiencia energética.
Sin embargo, esta estrategia plantea desafíos psicológicos y sociales, en particular, cuando se analizan desde la perspectiva del número de Dunbar y los efectos psicológicos de la vida urbana.
El número de Dunbar, propuesto por el antropólogo Robin Dunbar, establece que los seres humanos pueden mantener relaciones estables con un máximo de aproximadamente 150 personas. En un contexto de densificación, las ciudades superpobladas suelen fragmentar los lazos sociales, dificultando la creación de comunidades cohesionadas.
Aunque la vida urbana permite un acceso diversificado a oportunidades laborales, culturales y educativas, la desconexión social puede aumentar sentimientos de soledad, estrés y alienación, que son comunes en áreas densamente pobladas.
Desde un enfoque psicológico, la densificación puede generar sobrecarga sensorial debido al ruido, la contaminación y la constante interacción con grandes cantidades de personas. Estas condiciones aumentan los niveles de cortisol, generando estrés crónico y reduciendo la calidad de vida. Además, la falta de espacios verdes en entornos densificados, clave para la regulación emocional y la salud mental, acentúa estos efectos negativos.
Para que la densificación sea verdaderamente sostenible, debe considerarse no solo desde una óptica ambiental, sino también desde el bienestar humano. La creación de espacios públicos diseñados para facilitar interacciones sociales significativas, junto con la integración de áreas verdes, puede mitigar los efectos negativos sobre la salud mental.
Asimismo, políticas urbanas que respeten el número de Dunbar en la planificación de vecindarios pueden fortalecer las redes sociales y promover un equilibrio entre densificación y calidad de vida. En conclusión, la sostenibilidad en ciudades densificadas requiere un enfoque integral que contemple las dinámicas sociales y psicológicas, garantizando tanto la eficiencia ambiental como el bienestar humano.