
Por: Marcos Brito, gerente de Construye2025, M.Sc. Ingeniero civil industrial Universidad Adolfo Ibáñez.
Hoy en día, entendemos los materiales sustentables de construcción como aquellos que tienen un menor impacto ambiental durante su ciclo de vida, desde la extracción o producción hasta su uso y disposición final. Éstos buscan reducir el uso de recursos no renovables, minimizar la contaminación y promover la eficiencia energética.
Ahora, para que un material sea considerado sostenible en el contexto de la construcción, debe cumplir con una serie de características clave que abarcan su ciclo de vida completo. Entre éstos: que sea renovable, que su producción sea eficiente en cuanto al uso de recursos, que tenga una durabilidad considerable dentro del ciclo de vida del inmueble y que tenga un impacto ambiental bajo, en cuanto a su producción, traslado y uso.
La madera es la que primero se menciona por su origen vegetal y renovable, ser capturadora de CO2, durable, resistente y buen aislante. Pero hay otros materiales que hoy podemos considerar, tal como los materiales reciclados (vidrio, acero y plásticos), el hormigón de baja huella de CO2 (con áridos reciclados o escorias de la siderurgia, por ejemplo) y aislantes naturales. como el corcho, lana de oveja y el cáñamo.
En Chile, existen distintas certificaciones de sustentabilidad en construcción, como la Certificación Vivienda Sustentable (CVS), del Ministerio de Vivienda y Urbanismo; Certificación Edificio Sustentable (CES), administrada por el Instituto de la Construcción, y LEED, las que consideran el uso de materiales sustentables.
Y es que ellos contribuyen a la disminución de huella de carbono del país, apuntando a la meta de carbono-neutralidad de 2050, y a una mejor calidad de vida, ya que muchos de estos materiales aportan un mejor confort, al ser utilizados, lo que redunda en una mejor salud para sus ocupantes.
Por ello, es necesario promover, normar y estandarizar el uso de los materiales sustentables mediante el desarrollo de herramientas habilitantes, como las normas de reciclaje de áridos, la medición y etiquetado de huella CO2 de materiales. Exigir un menor carbono incorporado o huella CO2 en la edificación pública, favoreciendo proyectos de menor impacto ambiental. Es decir, principalmente, promover y difundir este tipo de materiales y sus ventajas frente a otros.