Este 15 de mayo próximo, en el marco de la 21° versión de la Semana de la Construcción, la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), realizará lo que denominaron el “Primer encuentro de alcaldes por la seguridad: Construyamos barrios seguros”, donde participarán 100 ediles de todo Chile.
Una instancia importante dado que la contingencia ha posicionado la agenda de seguridad en 1ra prioridad nacional, y por supuesto, de cara a las cercanas elecciones de alcaldes que enfrentaremos este año.
Empero: ¿cuáles son los principales desafíos que se deberían abordar en los siguientes años de los nuevos ediles?. Surge a partir de esta interrogante, la relevancia de la correcta planificación urbana integral, que de la mano de eficaces legislaturas, logren articular, regular y cocrear, un uso del suelo que facilite de manera territorial la óptima calidad de vida de los vecinos en todas sus calles, sin discriminar por la capacidad económica comunal.
Así, dentro de los desafíos podemos encontrar la necesidad de implementar medidas de seguridad como la instalación de cámaras de vigilancia en áreas comunes y calles; fomentar la participación ciudadana a través de programas de vecindario vigilante, para que los residentes estén alerta y puedan reportar actividades sospechosas; mejorar la iluminación de las calles y áreas comunes para disminuir la sensación de inseguridad.
De igual forma, se requiere invertir en infraestructura urbana que promueva la movilidad segura, como aceras amplias, pasos peatonales y espacios verdes; así como promover la colaboración entre fuerzas de seguridad, autoridades locales y la comunidad para crear estrategias de prevención del delito.
También hay que contemplar, el crear espacios públicos seguros y recreativos que fomenten la convivencia sectorial; implementar programas de inclusión social y desarrollo comunitario para fortalecer el tejido social dentro del barrio; realizar campañas de concienciación y educación en temas de seguridad y convivencia pacífica; promover la oferta de servicios de salud, educación y recreación, y; garantizar una adecuada gestión de residuos y mantenimiento de la infraestructura para prevenir la aparición de focos de delincuencia.
El impacto de una buena planificación urbana se refleja en cómo se ha pensado y construído una ciudad, por lo mismo, problemas como la delincuencia, que son multifactoriales y complejos, son principalmente fenómenos provenientes de políticas segregadoras y se acentúan con la incapacidad de erradicarlos desde la raíz.
Hoy, hay varias comunas con planes en ejecución que tienen como objetivo lograr a través de un trabajo colaborativo entre las distintas redes institucionales y sociales de un territorio, obtener respuestas que repercutan a corto plazo, con miras a ser sostenibles en el tiempo más allá de la administración a cargo.
Y si bien, varias de las metodologías seguramente van por el camino correcto, queriendo definir necesidades, para lo que diseñan y ejecutan acciones en común, buscando el aumento de la calidad de vida de los barrios, no podemos dejar de pensar si el modelo basado en los servicios municipales operando integradamente entre sí y en colaboración con las redes de apoyo social comunitario, logren por sí solos, aumentar la eficiencia y efectividad de la gestión social, ya que como en todo lo que requiere importantes cambios, esto va a depender del presupuesto disponible.
Una vez más, no hay fórmulas mágicas, los resultados positivos sólo llegarán cuando se logre potenciar y aunar, tanto la inversión social pública como la privada. Por lo pronto, veremos si el llamado del Gobierno para el fast track legislativo de pacto fiscal y crecimiento económico, logra tener un mejor impacto que el de seguridad.
