
Por: David Peña, Fundador de ComunidadFeliz y HappyHOA; Participante del Programa Latino Business Action Network (LBAN) – Stanford Graduate School of Business.
En el invierno, como cada año, los gastos comunes suben, y en mis 10 años trabajando en el mundo del software para la administración de comunidades, en esta época siempre es lo mismo: los medios de comunicaciones destacando el alza en las cuentas de electricidad y gas. Es lógico, la calefacción se activa y los costos se disparan.
Desde 2020 el gasto en calefacción ha subido de manera constante entre un 10% y un 15% anual. Eso significa más de un 60% acumulado en cinco años. Algunos inviernos han sido más crudos que otros y cuando las temperaturas bajan, no solo suben los precios del gas, también aumenta el consumo. La ecuación es sencilla, más frío = más gasto.
Pero lo más difícil no es explicar la estadística. Lo más duro es cuando nos llegan mensajes como el que recibí de un periodista de un canal nacional: “[11:54, 6/3/2025] Periodista: los vecinos de [UNA COMUNIDAD EN SANTIAGO] denuncian que tienen boletas de 90 k de agua caliente y calefacción de la empresa [EMPRESA DE ADMINISTRACIÓN]. La misma empresa cobra el agua fría y sale 3 lucas. Y que hay meses en que no están en el dpto. y aun así, les cobran igual”.
Y continúa con una pregunta: “¿Como llega a suceder, que suba tanto y que les cobren a todos, quién puede venir a fiscalizar? o si está bien que la empresa cobre eso. Es que existe alguna irregularidad o hay problemas con la empresa de administración, que podría estar robando, les pedimos vocería para el tema”.
Impresentable desde mi perspectiva que desde un medio relevante, se muestren varios problemas, pues se publica el reclamo sin verificar si está bien entendido, ya que es fácil acusar cuando no se entiende el contexto. Decir “subieron los gastos comunes, debe haber algo raro” requiere menos esfuerzo que preguntarse por qué subieron los gastos y cómo se calculan.
Además, es incomprensible la falta de información sobre cómo se distribuyen estos gastos, que generalmente están predeterminados en el Reglamento de Copropiedad donde se define cómo se reparte la factura de gas. Por ejemplo, puede establecer que un 50% se cobra según el prorrateo del departamento, un 30% según el consumo del medidor de calefacción y un 20% por el agua caliente, aunque cada comunidad puede tener su propia fórmula. No es una regla única.
Creo, es importante dimensionar las capaz de los gastos para no caer en malos entendidos, para que por ejemplo, los vecinos no crean que la empresa “cobra” estos consumos, cuando en realidad la administración solo reparte la boleta de Metrogas. Vivir en comunidad implica involucrarse, no solo delegar, se requiere colaboración.
Para ir cerrando, no puedo dejar de comentar sobre este comentario: “Es que existe alguna irregularidad o hay problemas con la empresa de administración, que podría estar robando, les pedimos vocería para el tema”. Es, sin duda, el más mal intencionado y común, puesto que se acusa sin conocer, sin leer el reglamento, sin preguntar a la administración y sin revisar los informes. Es una señal de desconexión total con la gestión de la comunidad.
Por todo esto, es imprescindible contar con altas tecnologías que faciliten el proceso, pero la tecnología no basta. La diferencia la hacen las personas. Necesitamos vecinos que se informen, que pregunten con respeto, que quieran construir y no destruir. Las comunidades no funcionan solas. Necesitan administración, transparencia, pero también empatía y participación.