
Por: Marcos Brito A., gerente de Construye2025, ingeniero civil industrial Universidad Adolfo Ibáñez
Hace nueve años, desde la hoja de ruta de Construye2025, venimos transmitiendo el estancamiento de la productividad en el sector de la construcción. Este hecho se vio ratificado años más tarde, en 2020, con la presentación de los contundentes resultados de dos diagnósticos, elaborados por la Comisión Nacional de Productividad (CNP) y Matrix Consulting, por encargo de la Presidencia y de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), respectivamente.
El lado amargo es que todos los diagnósticos, incluyendo otros anteriores de McKinsey, UAI y Clapes-UC, coinciden en que hay estancamiento de productividad, desde hace unos 25 años. Qué es lo que significa esto fue cuantificado en 2020 por Matrix Consulting: Si lográsemos el potencial pleno de productividad laboral en la construcción chilena, podríamos generar U$13 billones adicionales de PIB para el país, de los que U$7.500 millones corresponderían a edificación (en base al PIB de construcción 2019, de U$19.760 millones).
La gran pregunta es cómo salir de este estancamiento y lograr tan ansiado PIB adicional, que podría dar valiosas cifras de crecimiento para un país que persigue por décadas salir de las vías del desarrollo, para lograr ser un país desarrollado. No hay una receta única.
La hoja de ruta de Construye2025 constituyó un esfuerzo sin precedentes en plantearnos una estrategia de largo plazo (10 años) para lograr mejoras en la competitividad sectorial, por medio de mejorar su productividad y sustentabilidad.
Se indicaron inicialmente 15 iniciativas, diversas entre sí, para lograr metas que hoy sabemos fueron ambiciosas, pero eran las que teníamos que plantearnos. Comenzando la actual década, estas fueron la base de las recomendaciones, que los diagnósticos de CNP y Matrix nos ratificaron y reforzaron, ya con bastantes más datos e información de referencia, nacional e internacional.
El lado bueno es que la industrialización del sector y sus procesos productivos, la masificación de tecnología digital (encabezada por el BIM), la consolidación de la innovación y la transformación digital, el fortalecimiento del capital humano a todo nivel, el cambio de paradigma hacia la economía circular, el desarrollo de modelos contractuales integrados y la optimización de los procesos de licitación pública, parecen encabezar el listado de las principales vías a revertir esta situación de estancamiento, no obstante, son bastantes más la iniciativas que hace falta.
Por lo mismo, es tarea de muchos (o todos) trabajar y colaborar en la transformación de este importante sector, por el bien de todos quienes intervienen en el mismo, y el de un Chile que necesita con urgencia crecer, desarrollarse y lograr una mejor calidad de vida en pos de una mayor igualdad.
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