Por: Felipe García Bunster, Head of South Latam.
La vivienda, además de representar el sueño de un hogar propio, es un activo tangible y duradero que ha demostrado ser una de las inversiones más sólidas a lo largo del tiempo. En la última década, el índice UF/m² de la vivienda nueva en Chile ha experimentado un aumento real del 68%.
Por esto, la pregunta sobre si es buen momento para comprar, parece perseguirnos constantemente. Irónicamente, muchas de las épocas que hoy añoramos como “mejores momentos” para adquirir una vivienda, fueron objeto de las mismas dudas. Hay cuatro factores clave que justifican por qué, sin importar el contexto económico, comprar una propiedad es una decisión estratégica.
Plusvalía: el tiempo juega a favor del propietario y en contra del comprador. El mercado inmobiliario ha demostrado una tendencia histórica de crecimiento en los valores de las propiedades. Solo como un ejemplo (de muchos), Puerto Montt, ha experimentado un aumento del 110% en el precio promedio de la vivienda nueva durante la última década.
La plusvalía, impulsada por factores como la demanda, el alza de los costos, la expansión de infraestructura y el crecimiento económico local, convierte a la vivienda en un activo que se valoriza con los años. Lo que hoy parece un precio alto, en retrospectiva, podría parecer una oportunidad que se dejó pasa.
La Tasa de interés es renegociable. Un argumento común para postergar la compra de una vivienda son las altas tasas de interés en ciertos ciclos económicos. Sin embargo, el crédito hipotecario ofrece flexibilidad a largo plazo: si las tasas disminuyen en el futuro, existe la posibilidad de renegociar o refinanciar el préstamo. Esto permite a los compradores mitigar el impacto financiero inicial, aprovechando las condiciones del mercado en el momento oportuno.
Esperar que los precios bajen: ¿mito o realidad?. El deseo de esperar para “comprar más barato” suele estar lleno de incertidumbre. Los precios de las propiedades rara vez disminuyen significativamente, salvo en contextos muy específicos. Incluso si lo hicieran, el efecto podría ser contrarrestado por condiciones de financiamiento menos favorables o mayor competencia entre compradores. Al postergar la decisión, el riesgo de que los precios aumenten y se pierdan oportunidades supera ampliamente el potencial beneficio de una disminución hipotética.
El Retorno: renta y plusvalía acumulada. Una propiedad no solo genera valor a través de su plusvalía; también puede ser una fuente de ingresos constantes mediante su arriendo. Esto convierte a la vivienda en un activo capaz de generar flujo de caja mientras aumenta su valor con el tiempo. Una combinación particularmente atractiva.
En definitiva, la clave está en entender que no existe el “momento perfecto” para comprar, pero sí existen decisiones inteligentes que, sostenidas en el tiempo, generarán beneficios. El tiempo es el mejor aliado de quien invierte en bienes raíces. La clave está en identificar las oportunidades que el mercado ofrece en el presente.
En definitiva la pregunta, entonces, no es si es buen momento para comprar, sino cómo aprovechar el momento.