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2 febrero, 2025 /

Construyendo Confianza en la Era Digital: El Rol de la Ética en el Marketing

Por: Andrea Díaz, Gerente de Marketing puerto + arquitectura Inmobiliaria, Miembro de MI Mujeres Inmobiliarias.

Hace unos días tuve la oportunidad de participar en una charla organizada por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), en colaboración con la CONAR, sobre un tema que cada vez cobra más relevancia: la inteligencia artificial (IA) y el marketing ético. Hoy, vivimos un momento de grandes transformaciones tecnológicas que están cambiando la forma en que nos relacionamos con los clientes, especialmente en la industria inmobiliaria.

Herramientas como asistentes virtuales, análisis predictivos y visualizaciones en 3D nos permiten optimizar procesos y entregar experiencias personalizadas. Sin embargo, el avance de estas tecnologías trae consigo una responsabilidad que no podemos dejar de lado: actuar con ética, transparencia y respeto por el cliente.

En este contexto, el Código Chileno de Ética Publicitaria del CONAR establece principios fundamentales que deben guiar la implementación de estas herramientas. Como industria, enfrentamos un doble desafío: integrar la tecnología para competir en un mercado cada vez más exigente, sin perder de vista los valores que sustentan nuestra actividad.

Uno de los pilares del Código de Ética es la transparencia. En un escenario donde los clientes ya no llegan a las salas de ventas sin haber investigado en portales, visitado sitios web o conversado con asistentes virtuales, la información que entregamos debe ser clara y precisa.

Las imágenes generadas con IA son una gran herramienta para proyectar el potencial de un proyecto inmobiliario, pero es fundamental que reflejen la realidad. Promesas exageradas o contenido que distorsione lo ofrecido puede no solo afectar la confianza del cliente, sino también la reputación de la marca e, incluso, de toda la industria.

Además, en un entorno donde la IA se alimenta de grandes volúmenes de datos para predecir comportamientos y personalizar experiencias, debemos ser extremadamente cuidadosos con la privacidad. Recopilar más información de la necesaria o hacerlo sin el consentimiento explícito del cliente no solo vulnera derechos, sino que pone en juego la relación de confianza que intentamos construir.

Las inmobiliarias tienen la obligación de informar al consumidor de forma transparente sobre el uso de sus datos y darle la opción de decidir qué compartir. Más que una obligación legal, esto se convierte en un diferencial estratégico: en un mercado donde la confianza es esencial, actuar con integridad siempre será una ventaja.

A pesar de los avances, la IA no es un sustituto de la supervisión humana. Si bien las herramientas tecnológicas pueden facilitar procesos, las decisiones finales deben ser tomadas por personas conscientes del impacto de cada acción en la vida de sus clientes. Delegar la ética a un algoritmo es un error que nuestra industria no puede permitirse.

La industria inmobiliaria no vende solo propiedades, también sueños, el esfuerzo de años y la aspiración de una vida mejor. Por eso, tenemos la responsabilidad de usar la tecnología para potenciar nuestras capacidades sin sacrificar la confianza ni la transparencia.

La IA bien implementada puede ser un motor para el éxito, pero su adopción debe estar guiada por principios claros: ética, respeto y responsabilidad. Solo así lograremos construir relaciones sólidas, diferenciar nuestras marcas y garantizar un futuro donde la tecnología esté al servicio de las personas, y no al revés. En este mundo cada vez más digital, no olvidemos que detrás de cada dato hay una persona que confía en nosotros. Nuestra palabra y nuestras acciones son los pilares para construir esa confianza. Es nuestro deber no defraudarlos.

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