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15 abril, 2025 /

Como la baja en la natalidad se ha convertido en un desafío para la industria inmobiliaria

Por: María Francisca León, Gerente de Research en Empresas Socovesa.

La baja natalidad en Chile está generando impactos en múltiples ámbitos y en el mercado inmobiliario no es la excepción. Con una tasa de fecundidad en mínimos históricos y un crecimiento sostenido de los hogares unipersonales, o de parejas sin hijos, se han más que duplicado en los últimos 30 años según cifras del Censo, por lo que el concepto tradicional de vivienda se está claramente transformando.

Una respuesta aparentemente lógica para la industria, sería ajustar la oferta hacia unidades más pequeñas o departamentos con menos dormitorios, tal como ha sucedido en Japón, Alemania o Países Bajos, entre otros. Sin embargo, el desafío es mucho más grande: debemos replantear la oferta de espacios habitacionales y su funcionalidad, buscando resolver las reales necesidades que sí los movilizan.

Esta transformación social de Chile se está cocinando a fuego lento desde hace varios años. Por eso, hace rato que estamos viendo cómo, por ejemplo, las mascotas desplazaron a los hijos, demandando otro tipo de espacios y soluciones habitacionales.

Sin ir más lejos, en nuestras marcas, la mayoría de los departamentos están ocupados por personas sin hijos y el 48% de ellas no planea tenerlos. Además, un tercio de quiénes cotizan casas buscan vivir solos o en pareja, sin la intención de formar una familia tradicional.

El desafío es, entonces, comprender mejor a este nuevo segmento y ofrecer viviendas adecuadas para su forma de vivir, considerando soluciones que van desde innovaciones en el diseño arquitectónico hasta la incorporación de espacios destinados a la autorrealización, el ocio y el trabajo.

Tras esta tendencia, hay cambios profundos en el estilo de vida y en las prioridades de las nuevas generaciones, quienes eligen su desarrollo personal y profesional, así como la experiencia y el disfrute, por sobre las proyecciones a largo plazo.

¿Perderá relevancia entonces el concepto de casa propia como objetivo de vida para ese segmento? Podemos pensar que las generaciones actuales y futuras, quizás dejen de aspirar a un patrimonio que deje herencia y prefieran destinar sus recursos a experiencias personales como viajes y actividades recreativas. Esto ya lo estamos empezando a ver.

A futuro, esta realidad podría tener un impacto aun mayor en la relevancia de la casa propia y en el modelo de negocio inmobiliario, que deberá adaptarse a un mercado donde la prioridad podría trasladarse desde la necesidad de compra a la necesidad de arriendo, esto ante el deseo de un habitar pasajero, funcional y flexible.

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