
Por: Pabla Ortúzar, vicepresidenta del Consejo de Construcción Industrializada (CCI) y arquitecta socia de Archiplan.
En Chile llevamos años hablando de productividad, déficit habitacional, ciudades sostenibles y la urgente necesidad de modernizar nuestra industria de la construcción. Una y otra vez nos encontramos con un obstáculo: la brecha entre lo que soñamos como sector y lo que realmente somos capaces de ejecutar.
En este contexto, la academia tiene un rol insustituible. La industrialización de la construcción no es solo una cuestión de nuevas tecnologías o prefabricación. Es, sobre todo, una transformación cultural que necesita profesionales capacitados para diseñar, coordinar y ejecutar proyectos bajo estándares modernos, colaborativos y eficientes.
Sabemos que si queremos mover la aguja de la productividad, debemos reforzar el vínculo entre universidades, centros de formación técnica, empresas y Estado. No basta con hablar de BIM, IA, robótica o métodos modulares, debemos integrarlos en las mallas curriculares, en los talleres de diseño, en la formación temprana de arquitectos, ingenieros y técnicos.
También es importante no educar en “nichos” y entender que gran parte del éxito de los proyectos industrializados, radica en trabajar integrados con otros profesionales y el valor que cada disciplina aporta a un proyecto. Por esto, mientras antes las escuelas comiencen a trabajar en proyectos, estudios y actividades, vinculados con estudiantes de otras escuelas y sus profesores, tendremos también profesionales más preparados para abordar de forma temprana y global los desafíos del sector.
Ya existen varios casos exitosos que nos muestran cómo la colaboración universidad-empresa puede convertirse en soluciones reales. Proyectos piloto, prototipos aplicables, manuales técnicos que impactan directamente en obras. Más pilotos, menos papers. Esa frase, que escuchamos en el encuentro técnico de Academia, refleja bien lo que necesitamos: investigación aplicada y manos a la obra.
Desde el CCI sabemos que la academia no está sola en este desafío. Como Consejo, estamos trabajando para abrir espacios de vinculación, entregar guías prácticas, impulsar encuentros técnicos y tender puentes entre estudiantes, docentes, profesionales y mandantes. Queremos que cada vez más instituciones se sumen a nuestro ecosistema de construcción industrializada, que hoy ya reúne a universidades, institutos, liceos técnicos y empresas de todo Chile.
Industrializar la construcción no es una moda: es una estrategia para ser más productivos, reducir emisiones, optimizar recursos y entregar viviendas, infraestructuras y edificaciones dignas, así como ciudades mejores. Y la academia es clave para formar el capital humano que hará esto posible.
El momento de actuar es ahora. Porque cada año que perdemos es tiempo, recursos y calidad de vida que dejamos de entregar a una sociedad que requiere vivienda, infraestructura, y ciudades más sostenibles. Sigamos construyendo este vínculo. Sigamos formando profesionales preparados para diseñar, coordinar y liderar la construcción industrializada que Chile necesita.