
Por: Sergio Barros, Director Ejecutivo de Enlace Inmobiliario
El alto costo de los créditos hipotecarios, con tasas de interés en máximos históricos; el endurecimiento de los requisitos para acceder a financiamiento -la renta mínima exigida subió cerca de un 10% en el último año- el alza en el precio de los inmuebles y la escasa capacidad de ahorro, fueron una de las principales razones por las cuales las personas desistieron comprar una propiedad, durante el 2023.
Lo anterior, se suma a la casi nula variación en los ingresos. Sin embargo, la mala racha que ha atravesado el mercado inmobiliario, desde el 2019 pareciera que por fin este año comenzará a moderarse y se verán los primeros brotes de recuperación, impulsados por una inflación cada vez más controlada.
Pero la inflación no lo es todo, hay otros factores a considerar para asegurarnos de que la industria vuelva a despegar, como la normalización de la economía internacional, el aumento de la inversión, nuevas iniciativas públicas que fortalezcan el sector y el alza en los salarios reales.
Otra variable que impulsaría al sector son los incentivos que las propias inmobiliarias comenzaron a activar, para acelerar la venta de las propiedades con entrega inmediata: tasas de interés congeladas, bonos para el dividendo y financiamiento de gastos operacionales, son algunas de las iniciativas que se repiten en las ofertas de estas empresas y que están en línea con las principales problemáticas que hoy enfrentan las personas a la hora de comprar un inmueble, así como la falta de ahorro para juntar el pie o las altas tasas de interés hipotecarias.
Con el mismo objetivo de aumentar la demanda, el sector gremial también alzó la voz y presentó una propuesta para eliminar el IVA en las viviendas nuevas, lo cual permitiría disminuir su valor y acelerar la venta de unidades.
En esa misma línea, el Gobierno esbozó la posibilidad de comprar parte del actual stock disponible -entre 1.600 y 1.800 UF- idea que beneficiaría tanto a las familias como a las inmobiliarias y robustecería el Plan de Emergencia Habitacional.
Una batería amplia de medidas que unen a todos los actores del sector y que van en la senda correcta para iniciar un proceso de reactivación. Si a todo lo anterior sumamos el trabajo que ha realizado el Banco Central por controlar la inflación y acercarse a la meta del 3%, la tasa de interés tendería a descender, lo cual mejoraría la economía familiar y se fomentaría el ahorro.
De esta manera, la ahogada demanda por viviendas, comenzaría a descongestionarse, imprimiéndole mayor dinamismo al rubro inmobiliario.
OJALA FUESE COMO DICES
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ESA ES LA FORMA,PENSAR QUE LAS REALIDADES SIEMPRE SERÁN MEJORES
SUERTE..