Por: Robert Gillmore Landon, Profesor Derecho Inmobiliario de la P. Universidad Católica de Chile.
Los próximos 60 días serán claves para la discusión de la Ley de Presupuesto 2025, en el Congreso. Una apuesta ambiciosa por parte del Ejecutivo que considera, en lo que respecta a vivienda, un alza del 11,4% de los recursos para mitigar el impacto del Déficit Habitacional, que se estima en 550.000 unidades según la Casen Vivienda.
Pero más allá de las cifras y los esfuerzos que han hecho los distintos gobiernos, para disminuir la cantidad de personas en situación de calle y campamentos, será fundamental la estrategia de focalización que defina el Ministerio de Vivienda y Urbanismo de cara al próximo año. Dicho de otra manera: sólo en números quedará si el Ejecutivo no le pone rostro a la urgencia, definiendo prioridades claras y una ejecución eficiente.
Es por esto que el Gobierno se puso la meta de entregar 260 mil viviendas durante su gestión, y si bien hay regiones en donde las cifras son positivas como en Magallanes con un 96,1% de avance, preocupa la situación en en la Macrozona Norte, particularmente en Antofagasta, donde el avance es de un 19,7%; así como en Tarapacá es de 33,1%; en Arica se estima un 36,4%, y; en Atacama un 47,8%, según el último informe del Plan de Emergencia Habitacional entregado por el MINVU.
Datos preocupantes que al hacer zoom a la realidad de la zona, suma un problema no menor que persiste y que, de hecho va en aumento: y es que es el área con mayor ocupación ilegal de terrenos fiscales, según el Ministerio de Bienes Nacionales.
Por ende, al momento de discutir el proyecto las autoridades deberían poner en la tabla otras variables, que deben ser consideradas en la ruta, como por ejemplo: si la administración cuenta con equipos técnicos calificados para avanzar de manera eficiente en el Plan de Emergencia Habitacional, o si es necesario reforzarlos con los costos que ello implica.
Igualmente se debería considerar si desde el Ministerio existe alguna definición para nivelar el avance en las distintas regiones del país, de manera de evitar el trágico contraste entre el sur, centro y norte, que hoy existe y devela a simple vista, un Estado desigual y que parece no llegar -al menos no de la misma manera- a todas partes.
La mirada, entonces, debe ser del mapa completo y el principio de celeridad y eficiencia tendrá que ser el horizonte de la cartera de Vivienda en lo que le resta de gobierno. Porque buenas se ven las cifras cuando se incrementan, pero si con ello vemos que no se produce una reducción efectiva del déficit habitacional, estamos ante un problema mayor que no tiene otro nombre que la falta de gestión.