Mientras la mayoría celebra la llegada de 2025, la ciudad no descansa y los operarios de aeropuertos, Metro y faros, tampoco. Conversamos con uno de ellos para saber cómo es estar al pie del cañón cuando llegan las 00:00 horas.
Por Leonardo Núñez
El panorama para la mayoría de compatriotas en Navidad o Año Nuevo es celebrar junto a los seres queridos. Sin embargo, las ciudades no descansan y hay muchos trabajadores que en estas fechas deben acudir a sus puestos de trabajo, sobre todo cuando están a cargo de operaciones clave para el funcionamiento de la infraestructura de la capital.
Los servicios de urgencia, peajes, el aeropuerto, el Metro, los pasos fronterizos, faros y el Servicio Médico Legal son algunas de las actividades que deben seguir funcionando todas las horas del año.
En el caso de los funcionarios del aeropuerto, requieren tanta concentración que apenas tienen unos segundos para decir “Felicidades” y luego volver a su trabajo. Nuestro medio conversó con Bastián Godoy Tapia, controlador de tránsito aéreo de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), para que nos cuente cómo es cumplir con su trabajo en una fecha tan significativa.
Con 25 años, cuenta que hace 1 año y cuatro meses que cumple esta función y que esta vez le tocó trabajar para Año Nuevo. Turno que no le complica para nada, ya que trabaja en lo soñó desde que voló por primera vez.
“A los 11 años fue la primera vez que viajé en avión”, recuerda. “Quedé sorprendido, pese a que casi todos los meses tenía intereses profesionales distintos. Ese viaje y las visitas que hice de niño a la FIDAE, me marcaron para, finalmente, decidir estudiar esta carrera, que enseña mucho, como el funcionamiento del aeropuerto y la necesidad de adaptarse a las demandas de los pasajeros y de la comunidad”
–¿Es muy difícil conciliar su trabajo con la vida de familia?
“No, porque existen facilidades para conciliar la vida familiar con el trabajo. Nuestras jornadas se establecen sobre turnos, que nos permiten disfrutar de tiempo libre durante el día, lo que en mi caso, me permite compartir con mi hija, hacer deportes y estar atento a las necesidades de la familia”.
–¿Se enojan en casa porque usted no puede compartir con la familia en Año Nuevo?
“No, mi familia es muy consciente de las responsabilidades que implica mi trabajo, además, saben que amo trabajar, al igual que mis colegas. Todos vienen a trabajar contentos. Y así como yo pude disfrutar de la Noche Buena y de la Navidad, gracias a mis compañeros que trabajaron esos días, ahora me corresponderá trabajar para el Año Nuevo”.
–Su trabajo es muy importante para que las familias se puedan reunir en fechas tan significativas. ¿Eso lo hace realizar este turno con un sentimiento especial?
“Es un sentimiento bonito el que tengo. No nos pone triste, ya que sabemos que cumplimos una función importante, que le permite a las personas viajar seguras, sin demoras, idealmente. En esta época, el aeropuerto enfrenta un aumento de sus operaciones, así que debemos entregar un servicio eficiente”.
–¿Cómo organizará su trabajo en Año Nuevo y qué hace cuándo llegan las 00:00 horas? ¿Cómo lo festeja?
“El turno es igual de exigente que un día normal, tenemos muchos despegues y aterrizajes a la medianoche, así que estaremos muy ocupados. Siempre y cuando la carga de trabajo lo permita, compartiremos nuestras comidas al momento del descanso. Y a las doce, nos daremos los abrazos y se producen saludos con los pilotos de los aviones, a través de la radio. Muchos nos conocemos por las voces, así que desearnos un feliz año nuevo, es importante”.
