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1 noviembre, 2025 /

Segunda vivienda: De símbolo de estatus a inversión con propósito

Por: Jaime Silva, Gerente General de CFL Inmobiliaria.

Durante mucho tiempo, la segunda vivienda fue vista como un símbolo de estatus o como un espacio reservado solo para el descanso. Hoy, esa mirada ha cambiado. Este tipo de inversión se ha convertido en una decisión más consciente, ligada al bienestar, la familia, los vínculos y la proyección de futuro.

Es cierto, tener una segunda vivienda sigue siendo un privilegio, pero actualmente también es una oportunidad de construir patrimonio con propósito y de dar vida a lugares que fortalecen los vínculos y las experiencias compartidas, porque invertir en una propiedad siempre ha sido una de las formas más seguras de resguardar el ahorro.

Sin embargo, el valor real de la inversión va más allá de los números. Cuando una vivienda se convierte en el punto de encuentro familiar, en un espacio donde se crean recuerdos, se celebran momentos y se proyectan nuevas etapas, deja de ser solo un bien raíz para transformarse en parte del legado emocional. Es ahí donde la inversión adquiere sentido, cuando no sólo protege el futuro económico, sino también, la historia y la identidad de quienes la habitan.

Hablar de propósito en la inversión inmobiliaria es reconocer que las personas hoy buscan más que metros cuadrados. Buscan lugares que inspiren, que los conecten con la naturaleza, con la calma o con sus raíces. Espacios que invitan a disfrutar y que reflejan una forma de vida. Diseñar o elegir una vivienda bajo esa lógica es apostar por el equilibrio entre lo funcional y lo humano, entre la rentabilidad y la emoción.

Una segunda vivienda puede transformarse en el escenario de los recuerdos más significativos. Volver siempre al mismo lugar, compartir con la familia o los amigos y revivir rutinas que se repiten año a año, crea un arraigo que trasciende. Las nuevas generaciones valoran eso: la posibilidad de disfrutar un entorno natural, de pertenecer a una comunidad y de dejar algo más que una propiedad, un legado con sentido.

Hoy más que nunca, invertir en una segunda vivienda no es solo una decisión económica. Es una forma de proyectar bienestar, de crear experiencias y de construir una historia familiar que se mantenga viva en el tiempo. Porque invertir con propósito es, en definitiva, invertir en aquello que trasciende en la vida y en la memoria de quienes más queremos.

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