
Por: Sergio Barros, Director Ejecutivo de Enlace Inmobiliario – Ingeniero Comercial.
Los lobos acarrean mala fama, porque son considerados peligrosos y depredadores que arrasan con todo a su paso. Debido a su reputación, estos mamíferos estuvieron fuera de Yellowstone -el emblemático parque estadounidense- por cerca de 70 años.
Sin embargo, cuando la especie se reintrodujo a este ecosistema a mediados de la década del 90, sucedieron varios hechos positivos: controlaron la población de ciervos que habían proliferado de forma excesiva, acabando con la vegetación y alterando el paisaje. Árboles y arbustos tomaron nueva vida y, junto a ellos llegaron aves, castores y otras especies. Además, los ríos modificaron su curso y mejoró el hábitat acuático.
Como moraleja podemos concluir que borrar del mapa a una especie no contribuye al correcto equilibrio de un ecosistema. Desafortunadamente, actualmente en el mundo inmobiliario está ocurriendo algo similar. A los inversionistas cada día se les pone más trabas y se les imponen mayores costos, como si fuera meritorio hacer que sus inversiones sean menos rentables.
Obviamente, todos queremos que más personas tengan su casa propia, pero esto no debería oponerse a incentivar la inversión inmobiliaria, sobre todo, para aquellos que apuestan por esta vía como una mejora en sus pensiones o quiénes buscan ingresos extras.
Si el Estado se ocupara realmente de potenciar a estos últimos (o al menos no seguir generando desincentivos), tendríamos un mercado inmobiliario mucho más dinámico: más venta, más construcción, más trabajo, más desarrollo para el país; así como más oferta de arriendo, menores precios de estos y mejores oportunidades de acceder a una vivienda digna a un precio razonable y ajustado a la medida de las necesidades específicas de cada familia. Como ven, un círculo virtuoso donde todos ganan.
En definitiva, el inversionista hormiga, al igual que los lobos en Yellowstone, desempeña un papel vital en el equilibrio de nuestro ecosistema económico. No acallemos el aullido de un actor clave de este mercado, fomentemos un entorno más favorable para la inversión y, de paso, beneficiamos a toda la sociedad.