La preocupación por cuidar nuestro planeta nunca ha sido tan alta y crítica. Los últimos informes de la ONU han sido enfáticos vaticinando que aún tomando medidas hoy, hay cambios que serán irreversibles y dañinos para la humanidad. En ese sentido, los nuevos liderazgos se han alineado corporativamente para generar producción libre de emisiones y con energías limpias con el objetivo de disminuir mayores impactos.
Para ello, es necesario que las industrias que se encargan de proveer de energía al país apuesten por estrategias que aseguren la sustentabilidad, a través de la inversión en soluciones eficientes capaces de brindar un control inteligente del consumo que evite el desperdicio.
En la actualidad existen muchas infraestructuras que se sustentan en sistemas antiguos sin tecnologías emergentes. Ante esto, es imprescindible optar por gestiones inteligentes y eficientes para el consumo energético que permitan maximizar el rendimiento de los sistemas y equipos eléctricos. Una forma de transformar la administración y gestión de la energía es aplicar Internet de las Cosas en los procesos: la sensorización conecta, lo nuevo con lo heredado agregándole inteligencia.
Las aplicaciones y beneficios del IoT son innumerables. Por ejemplo, es posible automatizar los sistemas de iluminación y aire acondicionado, deteniendo los desperdicios, programando su apagado fuera del horario laboral, garantizando la experiencia de uso en horario comercial, además de monitorear insumos para delinear acciones y lograr una mayor eficiencia energética.
Si bien es una solución más atractiva para las empresas por un tema de costos operativos, también será parte de la vida cotidiana. Así, como uso generalizado en las ciudades y comunas de Chile, veremos cómo el IoT beneficiará a las personas para reducir el impacto ambiental.
Hoy podemos ver cómo se instalan dispositivos más inteligentes en las casas, proporcionando asistencia y monitoreo constante de variables como energía, temperatura, iluminación, apertura de puertas y ventanas, entre otros. En este modelo, nosotros somos los “sensores” que proporcionamos datos del tránsito y, a través de un modelo colaborativo, mejoramos el desplazamiento, reducimos la contaminación por menor combustión e inclusive la contaminación auditiva.
Cuando el IoT actúa en toda la cadena de distribución de energía, incorpora información importante sobre la eficiencia y los problemas en tiempo real, especialmente cuando se alía con IA. Debemos seguir construyendo una sociedad e industrias más sostenibles, para reducir la huella de carbono, la emisión de gases tóxicos y un uso de agua y energía más responsable.
Y en ello, el IoT aporta una mejora operativa, al automatizar y habilitar el control de los principales puntos de consumo energético, garantizando la visibilidad y previsibilidad de las facturas y una mejor gestión del gasto.
Por: Jorge Yaqui, Director de Tecnología y Portafolio de South Latin America (SoLA).