
Por: Claudia Petit, constructora civil, presidenta Colegio de Constructores, y fundadora MUCC (Mujeres en Construcción).
En los últimos años, han sido evidentes los extremos políticos del país, por lo que lamentablemente hemos sido testigos de que para muchos, la ideología pareciera estar por sobre una estrategia país, es más, por sobre el futuro de Chile.
Un futuro que está vinculado fuertemente a un necesario crecimiento del PIB, para poder invertir en múltiples ítems que precisamos resolver. En 10 años la tasa de crecimiento promedio anual de PIBpc paso de 5.9% (1990-2000) a 1.5% (entre 2011 a 2021) con datos del Banco Mundial (Montiel, 2024).
Chile es un país con demasiadas necesidades y es imposible enumerarlas todas. Vemos sin embargo, que las promesas se enfocan más en los tramos que pueden dar un voto, que lo que se demanda realmente.
Existen estrategias a largo plazo, como bien han especificado en CPI, de infraestructura y conectividad, que debe ser diseñada pensando en el futuro. Lamentablemente, aún no se escucha nada sobre educación.
Soy reiterativa en este tema, porque es un proyecto que solo vera los frutos en 10 o 20 años. Sin embargo, si no iniciamos pronto, continuaremos sumergiendo los resultados, y el futuro del país, en un destino precario.
Llevamos más de 20 años sin productividad (no solo en construcción), estamos paralizados en varios sectores, por lo que el llamando es a gestionar la innovación, el desarrollo en áreas stem, entre varias acciones, aunque no hay que olvidar que la brecha entre 4 medio y primer año de educación superior, sigue creciendo.
Gravísimos casos de corrupción, en todos los niveles, nos dan una triste evidencia sobre la falta de integridad también de nuestra sociedad.
Se suma, también, el escaso análisis crítico y la falta de profesores en áreas de tecnología (estimado en 26.000 para 2025, según datos salidos en prensa). Es más, los profesores que ahora enseñan tecnología están vinculados a arte y a música, siendo que en Japón, un país líder en tecnología, son profesores de matemáticas y los encargados de profundizar en esta área (Perez,2025).
Es entonces una esperanza que alguien se pronuncie al respecto, sin pensar en 4 años, corte de cinta y algún resultado a corto plazo. Necesitamos una voz, y ojalá, a todos los candidatos alineados en una reforma estructural, que impida que la corrupción continúe avanzando, una reforma que en 20 años permita un país más próspero, responsable social y ambientalmente.
Una propuesta que incluya la reconversión, la adaptación de tecnología y generaciones bien preparadas a un futuro exigente, cambiante y avanzado. Sin educación, no retomaremos el camino del progreso. Escucharemos atentos, entonces, las próximas propuestas.