Por: Claudia Petit, constructora civil; presidenta Colegio de Constructores; y fundadora MUCC, Mujeres en Construcción.
Nunca lo fue, las generaciones jóvenes no necesitan solo su sueldo a fin de mes, aunque tampoco las anteriores. Es la promesa, el ceder parte de la vida por un propósito lo que mueve a los asalariados.
Donde estar, con quiénes van a estar, a quiénes vamos a representar, y de sobre manera, si nos van a escuchar, es más bien el tema en cuestión.
Las empresas del sector construcción, al igual que las empresas de retail, banco, mineras y de otras áreas económicas que llevan varios pasos adelantados, deben ponerse al día.
Se requiere desde la alta dirección la voluntad y el compromiso, y desde allí, al resto de la empresa para proponer nuevos enfoques donde se aborden las necesidades de una organización diversa, en todos los espacios.
Diversidad es encontrar nuevas formas de enfrentar los desafíos y donde se permiten opiniones contrarias, con el fin de generar el diálogo.
Así como la mentalidad de crecimiento se puede entrenar, una organización también puede tener la convicción de analizar e incorporar una nueva forma de relacionarse, adaptarse y mejorar.
Esto requiere del ensayo y error. Por ejemplo, hoy se puede valorar el fracaso como hito necesario para avanzar.
También es fundamental generar los canales para escuchar a los colaboradores, no sólo de cara a que sea una buena práctica, sino para lograr una real conexión con el otro y con su realidad, sus necesidades, sus miedos y sus esperanzas.
Los stakeholders ya no son solamente los accionistas o los clientes finales. Los colaboradores tienen un rol fundamental en la empresa. Son ellos quiénes representan a la marca y es con su compromiso, que los clientes percibirán si quieren o no, fidelizarse en ese lugar. Es la huella que dejaremos.
¿Cuántas empresas constructoras están avanzando en el propósito?; ¿Cómo avanzamos en el clima laboral?; ¿Están a gusto las personas en su trabajo?; ¿Se sienten realmente valoradas en ello? Ojalá que todos podamos hacernos estas preguntas.
Si no analizamos hacia adentro ¿cómo sabremos realmente por qué hay rotación en nuestra empresas? O bien, tampoco podremos identificar si el talento se escapa si no evaluamos los motivos de esa migración.
En definitiva, la meta es encontrar un espacio para crecer, para aprender, para desarrollarse y para avanzar cuidándonos mutuamente, y sólo cambiando el espíritu de la empresa y la cultura organizacional, lograremos salir del status quo.
