
Por: Claudia Petit, constructora civil; presidenta Colegio de Constructores; y fundadora MUCC, Mujeres en Construcción.
Estas últimas semanas, tras unas conversaciones significativas y ponencias a estudiantes de educación superior, he osado cuestionarme la educación puramente técnica que muchos hemos experimentado.
Construcción lleva con baja productividad de hace más de 20 años. El país tiene, además, bajas posiciones en inversión en investigación y en innovación de acuerdo a PIAAC, en comparación con países de la OCDE.
Para los nuevos desafíos nos hemos dado cuenta que urgentemente necesitamos de la colaboración como base de la innovación, de la integración temprana y de la investigación, entre tantos otros desafíos.
Por tanto, si bien dominamos las materias, los análisis y los datos, ¿en qué hemos fallado?…Hay miles de factores que en otras columnas ya he planteado, pero me detengo hoy en uno en particular: Nuestro desarrollo humano en espacios de estudio y de trabajo.
La gestión de personas y de equipos, en conjunto de todas las habilidades adaptativas que permiten realmente ejercer estos liderazgos. Me refiero a liderazgos horizontales, creativos, innovadores y disruptivos, con la capacidad de ser conscientes del aporte que todos tienen en el equipo.
Pareciera que relegamos hace años y con gran facilidad esa función, a la tristemente llamada gerencia de Recursos Humanos. Delegamos y no hacemos propio nuestra responsabilidad: La perdida de talento, la baja productividad, los roces en los equipos y la resolución de conflictos, como si todo fuera responsabilidad de alguien más.
Hemos sido testigos de tremendos errores mediáticos y de probidad en nuestro país los últimos años. Hemos enfrentado una y otra vez, escasas habilidades comunicacionales y empatía hacia por los otros, que evidencia la importancia de poner en valor a ese otro y justipreciar las diferencias, para tratar de potenciar a cada uno de los integrantes en los equipos.
Es luego de toda esta reflexión que se ilustra la interrogante: ¿no será necesario rescatar intencionadamente nuestra humanidad?… ¿Claro que sí! Debemos retornar, como quién regresa a casa, la Ética tan ausente en tantos sectores y cargos, y la filosofía que da paso a los saludables cuestionamientos de nuestro entorno.
Sobre todo, creo que es re-aprender a conocernos y reconocernos, no como un recurso sino como personas valiosas y diferentes, en continuo aprendizaje y desarrollo. Para todo esto, hace tiempo que necesitamos una reforma educacional desde la pre-básica.
Entonces, ¿por qué no replantearnos?, si la educación superior así como todas las áreas técnicas gestionarán en medio, por y para las personas, pueda incorporar con mayor intencionalidad estas aristas tan precarias para algunos.
Mi propuesta: varias dosis de ética, otras tantas de filosofía, comunicación, gestión de equipos, innovación, resolución de conflictos, desarrollo- estrategia de marca, una gran dosis de curiosidad y humildad. Quizás con esta fórmula podamos transitar permanentemente a una formación continua.
Profesionales íntegros, sólidos, flexibles como protagonistas de una nueva generación, promotores de la colaboración, la innovación y la productividad, con convicción de gestionar equipos, son el futuro, o al menos, así lo veo desde mi vereda.